Haciendo honor a la cita latina  Mens sana in corpore sano y su formación académica y experiencia laboral previa acumulada, primero en Madrid, donde estudió, y luego en dos gimnasios de la capital, Ana Mato, de 26 años, consideró que podía desarrollar su profesión de graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y cumplir, además, una vocación basada en la empatía y capacidad para el trato cercano y, también, poner su granito de arena en beneficio de un amplio sector de la población.

Así nació el 26 de enero Moveme en un amplio local bajo de la calle Colón 15, negocio familiar con un empujón clave a la hora de emprender de Víctor, la pareja de Ana, de 26 años y encargado del marketing, además de su hermano Roberto, de 33, al frente de la parcela informática. El entrenamiento personal incluye terapias de readaptación tras sufrir patologías como el cáncer, esclerosis o alzhéimer, entre otras muchas. El noble objetivo se centrar en ayudar a que las heridas físicas y mentales derivadas de las enfermedades sufridas puedan curarse o, al menos, paliarse.

La promotora del gimnasio con entrenamientos terapéuticos señala que su trabajo puede aportar y mucho para mejorar la salud. «En mi casa lo tenemos muy cercano, porque mi madre sufrió un cáncer de mama hace muy poquito. Es muy importante trabajar el entrenamiento de fuerza, de movilidad,  ya sea para mejorar la vida en el día a día o para intentar prevenir esas enfermedades o alargar un poco más el daño que pueden causar», desgrana.

Ayuda para curar secuelas del daño físico y mental - Foto: Sara Muniosguren«En realidad somos readaptadores, porque la rehabilitación corresponde a los fisioterapeutas. Yo, mayoritariamente, trabajo la movilidad articular, especialmente para las enfermas de cáncer de mama. En el caso de las resonancias, les ayuda a sentirse medianamente cómodas en la prueba con ganancia de músculo en lugar de perderlo o que se estanque. Fuera del ámbito oncológico existen otros beneficios siempre cardiovasculares, por ejemplo, en el campo óseo», indica. Independientemente de que haya clientela que acuda al gimnasio para superar secuelas físicas de la enfermedad, sea la que sea, el trabajo para apoyar la salud mental también es una parcela destacada en Moveme. 

«A mayores necesitan también una mejora en el aspecto mental que es súper importante para el hecho de que la persona se vea bien. Psicológicamente necesitamos que estén en un buen tono», apunta.

trabajar la mente. En otros casos, como la terapia readaptadora para personas que padecen Alzheimer, si es complejo mejorar al  menos se trata de mantener el nivel de daño actual. «Trabajamos también la mente porque al final tienes que coordinar, por ejemplo, mente-músculo, que es algo que la gente no entiende mucho. Por ejemplo, si estoy haciendo un trabajo de tren inferior, tengo que estar pensando a la vez en trabajar la pierna, el glúteo, etc, y que mi cabeza perciba ese estímulo, lo memorice y lo ejecute», explica.

Moveme comenzó su andadura hace un mes y su agenda está completa. «Tenemos ya otro chico contratado y clientes enfermos o no que nos van llegando. También el resto de compañeros del sector de entrenamiento personal nos están ayudando mucho. Hay mucha demanda y es genial que nos derivemos clientes. Hay gente que quizá viene porque consigue un momento de desconexión, además de mejorar en los estético, que siempre va detrás, pero no buscamos sólo eso. Los entrenadores personales intentamos explicar que, además de venir aquí a ponerse fuertes, por ejemplo, a una persona de tercera edad se la puede entrenar para que pasee por la calle sin miedo a caerse. Con este colectivo, si es preciso, nos desplazamos a domicilio», concluye Ana Mota.