El primer derbi palentino, más provincial que nunca, de la temporada en el grupo VIIIde la Tercera División acabó con empate (2-2) entre el debutante Plásticos Magonsa Villamuriel y un más experimentado Club Deportivo Becerril que hicieron méritos para ganar y sumaron un punto que no debe dejar descontento a ninguno de los dos.
Un choque en el que los aficionados de ambos clubes respondieron a sus jugadores y poblaron el Rafael Vázquez Sedano para disfrutar de la apacible tarde, aunque lo tardío del horario de inicio (las siete y media) hizo que se llegara al final ya muy justo de luz.
En lo que al fútbol se refiere, el Becerril imponía su mayor experiencia en los primeros compases del juego, aunque tampoco sufría en exceso el conjunto entrenado por Francis Olea. El cabezazo elevado del visitante Blanco fue el primer acercamiento a la portería contraria.
Quiso responder en el área de Ortega otro de los grandes futbolistas que había sobre el césped aguilarense, Mateo Caballero, pero tuvo la mala fortuna de lesionarse en el ecuador de la primera mitad. Se internó con velocidad en el área becerrileña y antes de rematar con la zurda, sufrió un pinchazo que le dejó fuera del partido. Y si esa lesión (era sustituido por Aitor, que iniciaba el duelo en el banquillo) fue un jarro de agua fría para la parroquia local, otro recibía a continuación con el tanto de Melero. Merino pugnaba con Diego Valencia en la banda derecha, aguantaba el choque con el defensor y centraba desde la línea de fondo para que Melero metiera el pie y colocara la pelota junto al palo, lejos del alcance del que fuera su compañero, Sevi.
El panorama era más favorable para los de José Antonio Hernando, que podían esperar a que el Villamuriel tomara la iniciativa para rematarle a la contra. Pero quedaba mucho tiempo y Melero, que había visto una amarilla en su celebración, veía otra por simular penalti y se marchaba, incrédulo (como los enfadados aficionados visitantes) al vestuario. Antes del descanso, en el arreón cerrateño en busca de equilibrar la balanza, Javichi dispondría de una opción para empatar, aunque detuvo Ortega con seguridad.
En el segundo acto el Villamuriel llevó la iniciativa (destacó el joven Fer, todo un descubrimiento por su despliegue físico y criterio en la distribución) y Aitor marcó la diferencia. Primero empató en una acción en la que se marchó de dos defensas antes de disparar lejos del alcance del portero. Y luego centró para el cabezazo inapelable y colocado de César Simón.
Pero tampoco pudo celebrar el éxito, porque en un penalti por mano de Marcos ante Merino, Jorge Crespo, tras un año en el dique seco, celebraba con furia el 2-2. Un cabezazo local al larguero pudo cambiar todo en el último suspiro. Pero fue una tarde sin vencidos.