La Escuela Taurina (ET) de Palencia ha dado la bienvenida al nuevo curso después del parón estival, con la misma fuerza que lo lleva haciendo durante estos cinco años en la provincia, donde va camino de convertirse en una institución a pesar de su corta vida pero prometedora actividad.
En esta ocasión, son 19 los alumnos matriculados, una cifra que se mantiene con respecto al pasado curso. Para esta nueva temporada, la ET cuenta de nuevo con Juan Cantora como profesor y también con nuevas incorporaciones como el diestro palentino Carlos Doyague y el vallisoletano Herminio Jiménez Chaca.
Son jóvenes en su inmensa mayoría de Palencia, pero también de otras provincias limítrofes que sueñan con convertirse en figuras y con dar sus primeros capotazos en una plaza de toros. Vienen, por ejemplo, de Santander, donde la escuela palentina cuenta con una delegación propia que goza igualmente de muy buena salud.
Su día a día comienza con un entrenamiento físico «duro e importante» que consiste en correr, coger fondo y flexibilidad. Este dura alrededor de una hora y da paso a ejercicios con el capote, la muleta y las banderillas de la manera más individualizada posible en los que los chavales practican toreo de salón con el que pueden corregir vicios y mejorar tarde tras tarde.
«Es muy ilusionante, porque les vas viendo crecer profesional y físicamente. La evolución en muy poco tiempo es muy grande y bonita», apunta Jiménez, quien, pese a que se estrena en las labores de profesor, lleva vinculado a la ET desde que esta abrió sus puertas. «Para los chavales es muy importante, porque las oportunidades son escasas y que les ayuden es importantísimo. La existencia de esta escuela es buena para ellos y para la tauromaquia», añade.
De visitar a los chavales con cierta asiduidad, Doyague ha dado el salto y se estrena esta temporada como profesor. «Ahora que estoy dentro saboreo la evolución de los chavales. Es bonito enseñarles la profesión que a uno le ha significado tanto. Venir aquí a entrenar con los chicos, a enseñarles e ir al campo con ellos es algo que me llena», subraya. «Esto no es una lucha, genera artes y sensaciones», remata.
Entre esos alumnos que despuntan se encuentra Eduardo Ruiz de Velasco, con hitos tan importantes en su corta pero prometedora carrera como el Zapato de Plata en Arnedo o el Certamen del Sureste en Madrid. «Fue una temporada muy bonita en la que dejé mi impronta y lo que quiero ser como torero», afirma el joven. Siguen sus pasos compañeros como Beltrán Antolín, que afronta su segundo año en Palencia tras el cierre de Medina de Rioseco. «Es muy bonito poder torear delante de la gente», confiesa. Lo mismo ocurre con Manuel García, que destaca la «labor fundamental» de la ET, con la que está «muy contento».
Al margen de las clases, primero en el pabellón de Venta de Baños y, después, con la llegada del buen tiempo, en Campos Góticos, la de Palencia es una ET en la que se enseña el toreo y, por lo tanto, valores como es el de la generosidad. Por eso, donó mil euros para amueblar viviendas en Sedaví, localidad, valenciana afectada por la Dana.