Froilán de Lózar recorre CyL con el sentimiento como equipaje

C. Centeno
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Partidario de conocer a fondo los lugares que visita y de dejar la puerta abierta a la curiosidad del lector, el escritor acaba de sacar a la luz un cuaderno de viajes con textos y fotografías propios

Portada del último libro de Froilán de Lózar, editado por El Curiosón. - Foto: DP

«Leí muy despacio el manuscrito, situándome en el puesto de curioso e irredento viajero y fotógrafo, que es mi amigo, y comencé a sentir -como él y otros seguro que sentirán de inmediato- la emoción que provoca el recorrer esta comunidad autónoma, antes dos regiones, mucho antes dos reinos y muchísimo antes uno solo, el gran y silenciado Reino de León», escribe Julián González Prieto en el prólogo de Castilla y León es vida. Cuaderno de viajes, el libro que acaba de ver la luz, escrito e ilustrado por Froilán de Lózar.

En las columnas que publica semanalmente en Diario Palentino, con el título de La Madeja, Froilán de Lózar deja a menudo patente su afán por conocer a fondo cada uno de los lugares que visita, yendo siempre más allá del paisaje y la monumentalidad, de forma que destaquen también el paisanaje, los rincones especiales, los orígenes de sus tradiciones o la idiosincrasia de sus personajes. 

Sus crónicas en primera persona no están exentas de reivindicaciones, de denuncias públicas sobre el olvido o el desinterés y de la fortaleza de muchos moradores que resisten frente a los pesares y a la indiferencia. 

También aborda  así este libro de viajes por Castilla y León, con datos fehacientes, pero con altas dosis de memoria, de curiosa observación y de predisposición a descubrir -o redescubrir- lo que es patente y lo que se oculta a los ojos del turista apresurado.

Julián González Prieto escribe también en el prólogo que este amplio y documentado libro de viajes está lleno de «interesantes curiosidades desconocidas y de referencias -algunas también desconocidas-: toponímicas, históricas, monumentales, paisajísticas, culturales y gastronómicas». Y concluye con la afirmación de que estamos ante un libro que «abre el apetito del lector».  Confiesa que en su caso lo ha logrado «y ha avivado nuestro coincidente amor por Castilla y León».

las nueve provincias. A lo largo de 237 páginas, Froilán de Lózar viaja por las nueve provincias y lo hace en orden alfabético, parándose en la capital y en algunos lugares especialmente significativo de su medio rural. El encanto de Ávila, Burgos sobre la gran ruta de los viajeros; León, Palencia; Salamanca, la ciudad dorada; Segovia; Soria, una sorpresa medieval; Valladolid, un museo permanente y Zamora, la bien cercada, son los encabezamientos de los capítulos correspondientes a cada una de ellas.

En el caso de Palencia, una foto de la catedral encabeza el recorrido. Son más de cuarenta páginas, en las que Froilán de Lózar inclyuye la toponimia, el himno, una relación de los monumentos que jalonan el paseo por la capital de la provincia -léase el palacio de la Diputación, la Casa del Cordón, Puentecillas, la Casa Junco, San Miguel, San Juan Bautistas, San Lázaro, el Canal de Castilla, la calle Mayor, la iglesia del monasterio de Santa Clara, el Cristo del Otero y el céntrico mercado de abastos-.

No falta el epígrafe sobre la gastronomía con algunos de los establecimientos hosteleros donde poder disfrutarla en la ciudad, de igual modo que están presentes elementos tan afamados y propios como las mantas, puntos de interés como algunas esclusas del Canal en su recorrido por la provincia y comarcas de acento singular como El Cerrato. Santa María de Redondo, el románico palentino, Fuentes de Nava, Fuentes de Valdepero, Villasirga, Santa María la Real (Aguilar), Támara, Ampudia, Monzón y Olmos de Ojeda completan el menú.