Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Bárcena de Bureba

21/02/2025

Yo no sé si se puede vender un pueblo, porque, por pequeño y abandonado que esté, sus casas, las fincas y el bosque que lo circundan estará inscrito en algún libro a nombre de distintos titulares. Gentes que lo fundaron, herederos de los fundadores que nacieron allí. Yo no sé si alguien lo habrá comprado todo, que es mucho, aunque esté abandonado. Y pueda venderlo, sin haberlo comprado, a dos extranjeros que pasaban por allí. Y no sé que garantías ofrece a quien lo compra con la intención de reactivar su vida, reparar y habitar medio centenar de casas. ¿Será bueno repoblar un lugar con gente de otros sitios que no nacieron allí y desconocen su historia? Pues lo de Bárcena de Bureba parece el primer experimento o lo que pudiéramos considerar como la refundación de un pueblo. Otros procuran justificarlo explicando que no es lo mismo un territorio deshabitado que un territorio extinguido, epígrafe que sirve para explicar este caso concreto de un pueblo que dejó de existir, que se dio de baja, aunque sigan ahí, bien visibles sus restos. Bárcena es un despoblado del municipio de Abajas, perteneciente al partido judicial de Briviesca, en la comarca burgalesa de La Bureba. Ya en el censo de 2001 no había ningún vecino registrado y desde el año 2022 el pueblo se vendía. ¿Quién lo vendía? Porque vuelvo a las conjeturas del inicio. Lo cierto es que, el 25 de enero de 2024, el Diario de Burgos publica: «Un matrimonio holandés compra todo el pueblo de Bárcena de Bureba (Burgos)». En esa curiosa transacción, cuyo vendedor no figura, se ponen a la venta las 50 viviendas y la iglesia románica por 350.000 euros. Estamos hablando de uno de los pueblos del silencio, que en el informe de Madoz ya se cita en su Diccionario con 24 casas de mala construcción, una fuente de buenas aguas y una iglesia bajo la advocación de San Julián. Alguno de los periodistas que escribieron de ello, lo describe como «un pueblo devastado por el olvido», las viviendas fueron saqueadas y dicen que se llevaron hasta los marcos de las ventanas. Como todo da tantas vueltas no es raro que veamos mañana a esta pareja de neerlandeses explicar cuál fue la inversión de su vida, cómo se hicieron millonarios rehabilitando y vendiendo luego a sus paisanos este patrimonio a treinta kilómetros de Briviesca, cuando por aquí llevamos anunciando por activa y por pasiva desde hace treinta años el despoblamiento total de tantos rincones de Castilla.