La presente semana tiene tantas fechas marcadas en rojo que la convierten en un punto de inflexión para lo que puede pasar en el futuro cercano, con la votación del proyecto de ley de amnistía, la reunión en Bruselas para desbloquear, si fuera posible la renovación del Consejo General del Poder Judicial, y el comienzo de la campaña electoral para elegir al parlamento gallego.
Pero habría que decir que la semana comenzó el pasado sábado, cuando la Asamblea General de Vox reeligió como presidente a Santiago Abascal, sin sombra de sector crítico. El partido de ultraderecha sale reforzado ideológicamente y aparentemente más cohesionado para defender su posición, toda vez que el PP ha decidido endurecer su discurso para achicar el espacio de Vox, de forma que en algunos momentos el discurso es intercambiable.

La manifestación convocada por el PP el pasado domingo en Madrid es una demostración de que los dirigentes del PP están dispuestos a disputarle idea y lenguaje a Vox, lo que debe servir de pista de aterrizaje del partido de Abascal en la casa común de la que salieron. Aunque electoralmente pueda tener su efecto y logre arañar votos a la ultraderecha, aún tienen que pasar muchas elecciones antes de que el PP vuelva a ser un partido atrapalotodo. Es más, lo que puede recabar por su derecha puede perderlo por el centro.

Las intervenciones de Feijóo y de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, poniendo el acento en que los sucesos del procés y la reacción a la sentencia fueron actos de terrorismo tenían por objeto poner trabas a la inevitabilidad de la aprobación de la ley de amnistía en la tarde del martes. Los independentistas mantendrán hasta el último momento su intento por introducir nuevas enmiendas que despejen la posibilidad de que los dirigentes del procés no puedan ser amnistiados por ser acusados de terrorismo- un delito que no había aparecido hasta el último mes pese a que los procesos llevan en marcha cuatro años-, pero el Gobierno parece decidido a que la cremallera de la ley permanezca cerrada y no se introduzcan más modificaciones que puedan perjudicar la validación de la ley por el Constitucional o la justicia europea, ya bastante pendiente de un hilo.

El miércoles se sentarán las bases para un diálogo estructurado sobre la renovación del órgano de gobierno de los jueces con la mediación del comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, tal y como propuso el PP. Pero a medida que se acerca el momento del diálogo las posiciones vuelven a enconarse. El Gobierno insiste en que primero hay que renovar y que de cambiar el modelo ya se hablará, y el PP, en contra de los que ha dicho Didier, insiste en que los dos procesos han de ser simultáneos. Para un nuevo diálogo de sordos no hacía falta una mediación europea.

A las cero horas del viernes comienza la campaña electoral de las elecciones gallegas. El PP y su candidato Alfonso Rueda salen como favoritos y tienen muchísimas posibilidades de revalidar la mayoría absoluta de Feijóo, que es quien verdaderamente se la juega a nivel nacional. Si el PP llegara a perder Galicia la silla de Feijóo en Génova perdería una pata.