"Simplemente soy uno más de una generación muy peleona"

Ó. Gálvez
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El presidente del Grupo Promecal recibe el Premio Comunica 2024 de Empresa Familiar de Castilla y León como reconocimiento a su compromiso con la realidad social y empresarial de la Comunidad

Antonio Miguel Méndez Pozo, presidente del Grupo Promecal. - Foto: Alberto Rodrigo

La Asociación de Empresas Familiares de Castilla y León entrega este jueves sus premios anuales en una gala que tiene como objetivo reconocer la labor de empresarios de la Comunidad. En esta edición, el Premio Comunica ha recaído por primera vez  en un empresario del sector de la Comunicación, el presidente del Grupo Promecal, Antonio Miguel Méndez Pozo, 'Michel', como él quiere que se le siga llamando. Un reconocimiento a más tres décadas de experiencia en el mundo de los medios de comunicación que ha servido para forjar el Grupo Promecal, con trece cabeceras de Prensa en tres comunidades de España (Castilla y León, Castilla-La Mancha y La Rioja), entre ellas centenarias como Diario de Burgos, Diario Palentino y Diario de Ávila entre ellas. También Castilla y León Televisión, Navarra Televisión, La 7 de la Rioja y la Agencia Ical , además de otras sociedades enfocadas igualmente a la creación de contenidos y desarrollo tecnológico..

Cuando uno recibe un premio siempre siente orgullo por el trabajo hecho. Que le premien sus compañeros empresarios entiendo que tiene un factor especial, algo así como la reivindicación del papel del empresario.

Efectivamente, la Empresa Familiar, en la cual me encuentro, es donde se concentran las personas de todo el mundo empresarial. Que te reconozcan a mis años es indudablemente una emoción muy especial, un agradecimiento muy especial, un reconocimiento. No ya a mí, sino a lo que yo represento, que es a un grupo de personas que han ayudado a pelear a lo largo de estas ya más de tres décadas para conseguir abrir brecha e ir haciéndonos un hueco en este complicado y apasionante mundo de la comunicación. Yo realmente creo que este premio es más para ellos que para mí. Tengo realmente una labor de batuta, pero si no hay buenos solistas, indudablemente es muy complicado. Yo creo que quien se lo merece realmente es el grupo, lo que supone Promecal, y todo mi entorno al que indudablemente estoy muy agradecido.

Este reconocimiento de la Empresa Familiar lleva implícito, posiblemente, algo más que su faceta como empresario. También haber llegado a la gente de la calle y ejercer un liderazgo entre el colectivo, es una persona mediática, lleva mucho tiempo siendo un cara reconocible, con todo lo que ello conlleva para lo bueno y lo malo. ¿Alguna vez tuvo tentación de arrojar la toalla?

En mi mentalidad y mi forma de ser no entra esa opción. Afortunadamente, soy una persona que nazco cuando nazco, con la situación en la que se nace en esas generaciones después de la guerra, en la que nos enseñaron que todo es complicado y que todo hay que hacerlo con mucho esfuerzo, mucha dedicación y entrega. Eso te forma. Yo creo que que todos somos una generación que hemos dado ejemplo de lo que es salir de la nada y llegar, pelear por las libertades y consolidar una España que afortunadamente es muy distinta a la que yo conocí. Yo ya estoy disfrutando de nietos e, insisto, aquella pelea que nos motivó a todos tiene hoy sus frutos, pero hay que procurar que ese enfoque último no se desvíe. Por eso es imposible que paremos. Indudablemente la vida te da bofetadas, pero lo que hay que estar es preparado y tener la tranquilidad de que a pesar de que a veces no todo sale, siempre hay que poner la mejor intención y tener la voluntad de levantarte.

Y en esta España a la que ha hecho referencia, ¿es más fácil o más difícil ser empresario respecto a aquella España en la que usted empezó?

Es muy distinto. Cuando yo empecé estaba todo por hacer y realmente había que tener voluntad y fuerza para salir de unos momentos muy difíciles y buscar donde no había. Pero soy de los que siempre digo que cada generación tiene sus responsabilidades. A mi generación nos tocó la de salir de un momento muy complicado para traer la libertad y la democracia a este país. Somos una generación de la que algunos pretenden borrar nuestro legado, pero ahí está la historia y los resultados que conseguimos. Luego hay otras generaciones que han ayudado a consolidar la democracia, a ese avance económico y solidario. Y ahora están las nuevas generaciones, que vienen mucho más preparadas que nosotros pero posiblemente les falte ese afán de los que no teníamos nada. Siempre me acuerdo de los Reyes Magos. Yo tuve que echar seis cartas a los Reyes Magos para conseguir que me trajeran una bicicleta. Tuve que esperar y eso te forma mucho. Y hoy tienen otras cosas, pero creo que entre esa generación intermedia y la actual tienen la responsabilidad de que esto no se venga abajo en estos momentos tan complicados. Yo entiendo que los jóvenes vean las cosas complicadas porque estamos atravesando un momento a nivel mundial difícil. Por centrarnos en España, estamos en un momento complicado en el que vemos cosas que no nos gustan y los jóvenes se quedan con esa imagen. Pero son ellos los que tienen que pelear, porque nadie les va a sacar las castañas del fuego, y son ellos mismos los que tienen que darse cuenta. Es una generación complicada con muchísimas posibilidades, pero que tienen que acertar, y para lograrlo lo primero que hay que hacer es remangarse.

¿Cree que hoy en día falta esa cultura del esfuerzo y el sacrificio?¿Es un valor necesario?

Imprescindible, eso es imprescindible en todas las épocas. Tiene que haber esos valores del esfuerzo, de mirar hacia dentro, de tirar para adelante, de resolver los problemas. Tienes que tener la suficiente cintura, la suficiente voluntad y esfuerzo propio para salir adelante. Vemos tantísimos ejemplos de gente que se ha esforzado y ha salido adelante en una situación complicada. Creo que hay que recuperar esos valores que se están perdiendo. También ahí jugamos un papel los padres y los abuelos, que tenemos que estar al lado de ellos para que cuando vuelvan la cabeza vean que ahí estamos para ayudarles a atravesar un momento complicado.

¿Como empresario se ha sentido alguna vez demonizado por serlo?

Pienso que no, últimamente no. Creo que la gente se da cuenta que quien genera empleo, quien está dando el callo todos los días, quien pone su capital, o quien arropa a sus trabajadores son los empresarios. Aquel concepto que se tenía antes del señor con el anillo y el puro ha desaparecido en este momento. Entonces todo lo contrario. Excepciones hay en todos los lados, pero estoy convencido de que realmente el empresario está cumpliendo una importante misión, y esa misión está siendo reconocida.

Preside el Consejo Regional de Cámaras y conoce al detalle la realidad del tejido empresarial de Castilla y León. A mí, permítame que le diga que me ha parecido siempre que hay  mucho más empaque de lo que a veces demostramos. ¿Acaso no sabemos vendernos tan bien como en otros lugares?

En esta España plural, cada región y cada zona tiene sus pros, sus contras, sus motivaciones, su forma de obtener los resultados, de valorarlos, de exponerlos y no vamos a descubrir ahora que en  Castilla y León somos gente austera que procuramos hacer las cosas y no sacar el pecho. Somos una Comunidad que estamos en unos niveles en los que podemos compararnos con cualquiera sin complejos. Y ahí están los resultados de nuestros jóvenes, del informe PISA, los datos económicos…  Son resultados que muestran hasta dónde hemos llegado con poco. Indudablemente hay partes de Castilla y León que necesitan más ayuda, más empuje, o más reconocimiento, pero yo creo que el castellano y leonés sabe perfectamente lo que es, y no hace falta que se lo venga a contar nadie. Somos muy solidarios y no somos ni más ni menos que el resto de España. Hemos contribuido al desarrollo de una gran parte del mundo y en este momento seguimos con nuestra forma de ser, que yo creo que es muy positiva. Y seguiremos así, esta forma de ser nuestra es buena, quizás pequemos en algún momento de modestos, pero entre todos hemos llegado a metas muy importantes.

Su vinculación con los medios de comunicación comenzó en los años 90 a raíz de asumir la propiedad y gestión de Diario de Burgos. ¿Imaginaba entonces que hoy Promecal iba a ser lo que es?

En el año 1989 me plantearon comprar un medio de comunicación, en este caso Diario de Burgos. Puedo decir que yo me levanté por la mañana leyendo el Diario de Burgos y al día siguiente ya era el propietario. En la vida, y eso me ha pasado muchas veces, es estar en el sitio justo en el momento oportuno. A mí me lo plantearon a las 6 de la tarde de un sábado y a las 9 de la noche estaba diciendo que sí a la compra del Diario de Burgos. Realmente fue una corazonada, ese olfato empresarial que se tiene. Y ahí empezó una bonita historia con la ayuda de mucha gente. Si alguna virtud he tenido es que siempre he sabido rodearme de buena gente. Gente comprometida, leal hasta la médula, y muy reivindicativa con ellos mismos y con sus jefes. Ahí empieza esa historia y se sigue completando con mi hijo Gregorio al frente. Yo estoy muy orgulloso de toda la trayectoria, de lo que hemos ido logrando, de cómo hemos ido incorporando gente a la plantilla. Desde muy pequeño he tenido la obsesión de tratar de poder ser el impulsor de muchas nóminas. Y ese aumento de la responsabilidad mensual siempre me ha atraído mucho. También me he dado cuenta de que un medio de comunicación es una gran herramienta para servir a la sociedad. Hemos logrado que este grupo rompiera fronteras burgalesas y se expandiera por Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra. Y desde hace cuatro años también en La Rioja. Y mantenemos nuestro objetivo que indudablemente es servir a la sociedad.

Estamos en una etapa muy preocupante por la desinformación. Usted lidera un grupo de comunicación que tiene como fin social informar, pero todos los días nos vemos amenazados por la desinformación, tanto profesionalmente como en la esfera ciudadana. ¿Cómo lo vive usted como editor?

Con mucha responsabilidad. Los tiempos ahora requieren mucha más responsabilidad que hace unos años. Lo que un medio tiene que hacer es seguir informando con rigurosidad a la gente que conecta contigo. Las cosas al final acaban siendo lo que son, y por mucho que intenten darles la vuelta, al final la realidad sale a la luz. Si tú demuestras que sigues informando, que sigues comprometido, que sigues siendo fiable, al final todo encaja. Hoy la gente empieza a darse cuenta de que no se puede tragar todo lo que les cuentan. Y lo que hace falta es seguir demostrando profesionalidad, el respeto a la sociedad a la que nos debemos, y yo creo que acabarán las cosas volviendo a su sitio. Esto también hace que los medios tradicionales se tengan que espabilar. Siempre es bueno que no te permitan dormirte en los laureles. Yo me acuerdo que cuando llegó la televisión todo el mundo pensó que la radio iba a desaparecer, y hoy, entre los medios que tiene Promecal, está Vive Radio, que ha nacido con muy buen pie. Es lo que tenemos que hacer, no dormimos, seguir informado, buscar gente que colabore de forma seria, y al final todo se va asentando. Lo que hay que hacer es no perder comba.

Supongo que usted desayuna todos los días con un periódico en la mesa; nada de tablet, el papel de toda la vida. Ya sabe que al papel llevan dándolo por muerto muchos lustros, pero ahí está, adaptándose a cada tiempo…

Eso es lo que hay que hacer, ofrecer el papel y las otras formas de lectura, y que cada uno elija el más conveniente. Yo como viejo rockero sigo desayunando mientras repaso la actualidad, y al final, donde reposa la noticia, la información y la opinión, por lo menos para mí, es en el papel. Seguimos peleando y creyendo en el papel y el tiempo también nos va dando un poco la razón. Al final es algo que se está empezando a recuperar, y se están dando cuenta que cuando quieres pulsar y profundizar en la noticia, al final tienes que irte al papel. Y yo creo que durará. En elGrupo Promecal seguimos creyendo en el papel pero sin dejar de estar en internet y en otros formas de comunicar e informar. Afortunadamente, tengo, empezando por mi hijo y todos los que colaboran a diario con él, a gente joven y con amplísima formación que se dan cuenta de que hay que estar en evolución, y lo hacen muy fácil. Seguramente a mí me habría costado más, pero afortunadamente eso es lo bueno que tiene la empresa familiar, que tiene esa continuidad.

Es muy conocida su faceta vinculada a la divulgación del patrimonio cultural. Fue un gran defensor de la Ley de Mecenazgo, se implica en la organización de eventos como el centenario de la Catedral de Burgos, la Fundación Atapuerca… ¿Siente respaldo suficiente o cree que predica solo en el desierto?

Siento apoyo, pero indudablemente estamos en una Comunidad en la que hay tanto patrimonio que siempre se necesita un poco más. Además te das cuenta que es otra de las posibilidades que tiene el mundo de la economía en Castilla y León. Que podemos tener otro punto de mejora económica, de presencia, y de luchar contra esa despoblación que existe. Hoy tenemos fundaciones muy comprometidas, pero yo creo que también tenemos unos políticos más responsabilizados que se han dado cuenta que este es un compromiso que deben de coger con fuerza. En esta fase de la Fundación Atapuerca realmente hemos tenido una ayuda muy importante de la Junta de Castilla y León, que está muy comprometida. Todos los consejeros y consejeras con los que he tratado han estado muy comprometidos. En este momento tenemos a Gonzalo Santonja, que es un hombre muy apasionado por todo lo que es Castilla y León, el arte, y por poner en valor lo nuestro. Hay que darse cuenta de que todo lo que tenemos de patrimonio es lo nuestro, que no nos lo ha traído nadie. Es insuficiente lo que se está haciendo, pero estamos mejor que antes y la realidad actual no tiene nada que ver con hace 20 años. Hay gente muy comprometida con la cultura, con el patrimonio, y con sus posibilidades en todas las versiones. Pero se necesita mucho más, y a la hora de los presupuestos es un poco el patito cojo. Tenemos sabios rectores que realmente saben hacia dónde enfocar esas inversiones.

Usted recibe el premio junto al rector de la Universidad de Salamanca, Juan Manuel Corchado, y el empresario José Gómez, 'Joselito'. Unir en este reconocimiento al mundo empresarial y al mundo educativo es un buen tándem...

Recibir el galardón, no solo junto a otro gran empresario como José Gómez, sino que haya un rector es que lo han hecho muy bien. En Empresa Familiar han sabido hacer un terceto que realmente podemos tocar una sinfonía maja. Y aprovecho que va a estar el rector de la Universidad de Salamanca para felicitar también a nuestras universidades, tanto a las públicas como a las privadas, por los pasos adelante que se están dando, como el acuerdo para complementar las cuatro universidades públicas con grados tan demandados por la sociedad. Y entre todos vamos haciendo una buena labor para que Castilla y León no desmerezca del resto de la de España.

Después de tantos años en el mundo de la empresa, ¿qué le queda por hacer?

Por hacer siempre quedan cosas. Siempre tienes que estar dispuesto y abierto a cada cosa que salga para poder cogerla. Sí quedan muchas cosas y además los tiempos están cambiando a velocidades enormes y algunos negocios han evolucionado, otros han cambiado y otros han desaparecido. Yo creo que eso ya corresponde a las nuevas generaciones. Aunque a mí si pasa uno no se me va a escapar.

¿Cómo le gustaría que le recordasen?

Lo importante es que se me siga llamando Michel, eso significará que seguimos todos con los pies en el suelo. Me gustaría que se me recordase como a un chico de los tantos que nacimos en esa generación, que yo creo que podemos estar muy orgullosos, con nuestras aciertos y desaciertos, de lo que hemos hecho en la vida. Hemos contribuido a dejar a nuestros nietos una pista mejor para que puedan hacer su vida. Nada más. Creo que ya he cumplido con lo que mis padres me inculcaron, con cómo me eduqué, con mis hermanos, mi familia, mis amigos... Y al final he tratado de estar ahí, simplemente. Yo quiero que me recuerden como un chaval que vino de Zamora a estudiar aquí y que ha tratado de hacer algunas cosillas, que me gusta colaborar, que me gusta ayudar. Pero simplemente soy uno más de una generación muy peleona.