El sector porcino ocupa el primer lugar en cuanto a su importancia económica en el ámbito ganadero nacional, alcanzando cerca del 39% de la producción final. A nivel mundial, los 28 países de la UE representan en conjunto el segundo puesto en producción después de China -que es a su vez el mayor consumidor de carne porcina- según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El anuncio de la imposición de aranceles desde el país asiático en la importación de productos derivados del cerdo representará un duro golpe para las explotaciones familliares que sobreviven en la provincia y casi la puntilla, dado que uno de cada seis animales de esta raza criados en establos españoles se exporta a China.
Clemente Prieto es un ejemplo de los escasos ganaderos porcinos de la provincia. Tras la jubilación de su padre, que ya había dejado antes la producción de madres de cría, desde hace 14 años regenta dos naves en las que engorda exclusivamente 2.300 cerdos procedentes de un grupo empresarial que los trae a sus establos y se los lleva cuatro meses después en tres tandas anuales para su sacrificio y posterior procesado y venta de una amplia gama de productos. «Al final, tú pones la nave y la mano de obra con la limpieza cuando se vacía y el cuidado de los animales que te aporta la empresa integradora, junto al pienso y los medicamentos si se ponen enfermos», desgranó el ganadero cerrrateño.
Si finalmente España se viera obligada a recortar la producción porcina, explotaciones como la de Clemente Prieto tendrían menos demanda de cría de animales por parte de las empresas integradoras. «Este tema de los chinos nos van a crujir ya que afectaría a todo el sector relacionado con la producción al dejar de ser rentable. El cerdo es un producto de gran consumo porque de él se come todo. Con un alto nivel de producción, al haber demanda, está más caro y yo creo que ahora sí que están ganando dinero las empresas integradoras, siempre que el coste de los piensos se estabilice por el tema de Ucrania, junto al de los fertilizantes que se usan para cultivar y producir», aseveró.
A la amenaza china de poner aranceles al producto porcino que recibe de Europa, se suma para el sector la obligación para marzo de 2025 relacionada con el bienestar animal, que pretende reducir el número de ejemplares en cada recinto de cría. «Se quiere que haya más espacio y menos ejemplares en los establos. Si yo quito un cerdo por cada cochinera son casi 200 menos y, si lo multiplicas por tres cebas, 600 animales que dejas de criar al año y eso es mucho dinero, en mi caso en torno a 10.000 euros», lamentó.
un oficio a extinguir. Clemente Prieto ve pocas posibilidades de relevo generacional en el sector ganadero. «En una explotación, aunque esté automatizada, tienes que estar al tanto e irte más de un día supone un problema. Si viajo a la playa, me tengo que ir y venir en el día y las vacaciones vendrán cuando me jubile. Quizás cuando dejé la granja encuentre a una persona que no tenga trabajo, sea emprendedora y que pueda gagar una renta, pero realmente es complicado al tratarse de un oficio muy sacrificado», explicó.
El ganadero tiene 49 años y dentro de 16 dejará de serlo. Antes, a los cerdos que cría no les faltará de nada. «Desde hace dos meses les pongo música de los 40 Principales y parecen más tranquillos. También he instalado cadenas con unos arillos.Los muerden y eso les quita estrés. En este tipo de juguetes gasté unos 1.000 euros», concluyó.