Doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, Marián García, conocida como Boticaria García, dio el salto a la divulgación y la dociencia sobre hábtios saludables y nutrición tras dedicar gran parte de su trayectoria a ejercer como farmacéutica en el medio rural. Prueba de su éxito son los más de 600.000 seguidores que acumula en sus redes sociales.
¿Qué puede encontrar el lector en su libro Tu cerebro tiene hambre?
Entre otras cosas, estrategias para gestionar el hambre emocional. Es decir, lo que puede hacer la gente para poder encontrar la dopamina en fuentes saludables.
En el libro menciono cinco tipos de hambre. El hambre se genera por una hormona que está en el estómago, y la saciedad sale del adipocito. Las personas con obesidad tienen estas células inflamadas, por lo que no se liberan bien las hormonas. A estas personas se las culpa de ser unas hambronas, pero, en realidad, lo que ocurre es que su cerebro tiene hambre porque la señal de saciedad no está llegando bien.
En el libro explico el semáforo de las dietas. Las que están en rojo son las que pueden hacerte daño; las del ámbar, como el ayuno intermitente, son las que se pueden hacer con cuidado o bajo la supervisión de un nutricionista; y las verdes son las que han demostrado sus beneficios con evidencias científicas.
Respecto al ejercicio físico, junto al doctor en Ciencias de las Actividad Física y el Deporte Javier Butrageño, hablo de cómo iniciarnos en los ejercicios de fuerza. Planteamos el ¡Tris-tras!. En unos 15 minutos todos los días podemos entrenar el tren superior e inferior. En pijama, gastándonos poco dinero en material, si queremos, podemos tener muchos beneficios metabólicos.
Menciona el concepto de hambre emocional. ¿Puede profundizar sobre él?
El hambre fisiológico se genera porque desde el estómago sale grelina, y del adipocito la leptina, que genera saciedad. En el hambre emocional aparece un invitado que es el cortisol, que provoca que se genera más grelina y menos leptina. Si estamos estresados, vamos a tener más hambre y menos saciedad.
Este tipo de hambre aparece de repente. En ese momento, te apetecen alimentos dulces, ya que tienen dopamina y eso es lo que busca tu cerebro.
Hay una pregunta un poco dolorosa: cuando satisfaces este hambre, ¿cómo te vas a encontrar? Por comer un plato de lentejas nadie se siente culpable, pero por una palmera de chocolate, sí. Todas estas cuestiones nos van dando una indicación del tipo de hambre que tenemos.
¿Está el hambre emocional relacionado con la gula?
Ahí hablaríamos del hambre ambiental, el de culo veo, culo quiero. Está más relacionado con la dopamina, mientras que el emocional se vincula con el estrés, la ansiedad o el aburrimiento.
La gula es esa dopamina, esa transmisión de placer. Si veo, pienso o huelo una palmera me va a apetecer, y, cuando la coma, el cerebro querrá más.