Cuando se cumplen cuatro años del inicio de la pandemia, dos millones de españoles arrastran COVID persistente. Pese a esta cifra, muchos aún se enfrentan a médicos de Atención Primaria que se resisten a reconocer la enfermedad y a especialistas que dan el alta antes de tiempo para acortar las listas de espera.
Así lo cuenta el presidente de la Asociación Madrileña de COVID Persistente (Amacop), José Méndez, quien hizo público ayer el manifiesto El olvido que somos, donde denuncia que la enfermedad y sus múltiples síntomas «escapa» a muchos facultativos por falta de conocimiento que, incluso, acaban con prescripciones dispares como ejercicio o técnicas de meditación.
Méndez, de 50 años, economista y con esta enfermedad desde mayo de 2021, está en paro desde julio de ese año por lo que forma parte de ese 10 por ciento de afectados que ha perdido su empleo, según una encuesta de la Sociedad Española de Médicos de Familia.
La investigación, que revela el impacto brutal de la COVID persistente en el ámbito laboral, también subraya que un 29 por ciento de afectados está de baja laboral y un 19 por ciento trabaja con muchísimas limitaciones. De hecho, solo el 15 por ciento desempeña una labor con normalidad.
Pero no solo es el desconocimiento, en muchos casos, de los médicos de familia, sino del «agujero negro» que se abre ante la falta de registros en este asunto, denuncia la presidenta de la Red española de investigación de COVID persistente, Pilar Rodríguez Ledo.
En octubre del año pasado, cuando se creó la red, se pretendía que la COVID persistente no fuese una enfermedad invisible y contase con un registro nacional con la cifra real de pacientes. Seis meses después apenas hay avances: «Falta el reconocimiento de la administración, fondos para la investigación y vías asistenciales. Seguimos con las mismas carencias», subraya su presidenta.
Lección de solidaridad
Con motivo de los cuatro años del primer Estado de alarma a causa de la pandemia, que se cumplen hoy, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reivindicó la «solidaridad» de la ciudadanía española para poner fin a la pandemia, un «logro colectivo» que se consiguió porque «era España entera remando a una, dando una lección única de patriotismo».
Durante este acto de conmemoración celebrado en el Instituto Cervantes, el socialista reconoció que aquella comparecencia del 14 de marzo de 2020 fue «la más difícil» en el ejercicio de su responsabilidad por las «consecuencias sociales, económicas, y de plano filosófico y moral», si bien defendió en todo momento su puesta en marcha porque «fue fundamental para doblegar la curva de enfermos y de muertes».