La actividad del autoproclamado Estado Islámico (EI) se ha centrado en sus últimos ataques sobre Europa, primero con la matanza del pasado 13 de noviembre en París, donde murieron 130 personas en una cadena de atentados en lugares concurridos como cafeterías o estadios de fútbol, y después en Bruselas el 22 de marzo, con sendas ofensivas sobre el transporte de la capital belga -el aeropuerto y el metro- que costaron la vida a una treintena de ciudadanos.
Si bien todo Occidente está bajo la amenaza de los yihadistas, el Viejo Continente se ha convertido en el escenario de sus masacres y, por ello, el Gobierno de Estados Unidos emitió ayer una alerta de viaje para sus ciudadanos en la que avisa del riesgo de «potenciales ataques terroristas» contra «grandes eventos y sitios turísticos» en los países comunitarios a lo largo de este verano, así como «restaurantes, comercios y transportes».
«El gran número de turistas que visitan Europa en julio y agosto presenta objetivos mayores para atentados terroristas en lugares públicos, especialmente en grandes eventos», remarca la Casa Blanca en un comunicado, en el que apunta que la alerta emitida por el Departamento de Estado estará vigente hasta el próximo 31 de agosto.
En este sentido, desde Washington recuerdan que Francia será sede de la Eurocopa del 10 de junio al 10 de julio y, en este contexto, los estadios donde se disputará el campeonato, las áreas de encuentro de aficionados y los lugares que retransmitan los partidos en el país galo y en todo el continente «representan objetivos potenciales» para los extremistas.
Para Estados Unidos, éste no será el único «evento deportivo a gran escala» que esté bajo el punto de mira de los radicales. También el Tour, la mayor carrera ciclista del mundo y que se disputa en la misma nación entre el 2 y el 24 de julio, podría sufrir un atentado.
Pero la Inteligencia de EEUU va más allá de los eventos deportivos y también cita otras «contraciones públicas masivas», como la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que del 26 al 31 de julio se celebrará en la localidad polaca de Cracovia y en la que se espera que se reúnan más de 2,5 millones de personas.
El Departamento de Estado recomienda, por tanto, a los ciudadanos norteamericanos que planeen viajar a países del Viejo Continente durante estos meses de verano que permanezcan «vigilantes» en lugares públicos y en medios de transporte masivo.
Además, les aconseja evitar «lugares muy concurridos», seguir las instrucciones de las autoridades locales, especialmente en situaciones de emergencia, y estar preparados para controles de seguridad adicionales.
«Las autoridades europeas continúan adoptando medidas para garantizar la seguridad pública y desmantelar complots terroristas», asegura el organismo con sede en Washington.
Estados Unidos, por su parte, seguirá «compartiendo información» con sus socios europeos para ayudar a «identificar y contrarrestar las amenazas terroristas».