Charo Zarzalejos

CRÓNICA POLÍTICA

Charo Zarzalejos

Periodista


La tregua

11/04/2025

Con este CEO americano llamado Donald Trump, elegido por más de setenta millones de americanos, todo indica que el mundo se debe preparar para cualquier sorpresa. ¿Qué se puede esperar de un personaje estrambótico y chabacano como él?... Dejo a los expertos en economía y finanzas el análisis más o menos exhaustivo de lo que puede haber detrás de la tregua anunciada desde Washington en relación a los aranceles anunciados con contundencia.

No hay unanimidad si se trata de una estrategia o de una mera táctica. Lo veremos con el tiempo, pero parece inteligente aprovechar estos noventa días para que los responsables políticos de las democracias sean capaces de aunar inteligencia, prudencia y, desde luego, un plan b por lo que pueda ocurrir transcurridos estos tres meses.

En la medida de lo posible, se impone, como paso ineludible, un despliegue de negociación que en el caso de Europa es una única negociación con una única voz o la fuerza, el potencial europeo dejará de serlo para convertirse en un alarde de ineficacia y de debilidad. Este es un lujo que no nos podemos permitir. En solitario ningún país saldrá beneficiado. Al contrario.

En España, a través del ministro Cuerpo, Gobierno y Oposición están hablando. Aunque no es seguro que haya acuerdo final, el que hablen no es poco después de tiempo y tiempo sin hacerlo. La oposición, que no se fía de Sánchez cosa que tampoco hacen sus socios de mayoría progresista, no quiere romper la baraja y el Gobierno sabe a ciencia cierta que un acuerdo entre los dos partidos sistémicos proyectaría una imagen seria de nuestro país.

Para que haya acuerdo, cualquier acuerdo, ambas partes tienen que ceder y, sobre todo, jugar limpio. A día de hoy no se sabe a ciencia cierta ese supuesto acuerdo con Junts de destinar a Cataluña el 25% de los fondos previstos para paliar el daño a nuestras empresas, pero la experiencia nos dice que cuando Junts anuncia algo, por lo menos, no va descaminado.

Es probable que ese 25% sea un porcentaje justo, pero lo que no es muy de recibo es que se pacte al margen o a escondidas de todos los demás grupos, y lo que sí es seguro es que si finalmente hay acuerdo entre el Gobierno y el PP más de uno de los socios de la mayoría progresista pondrá el grito en el cielo. Esto a Sánchez le incomoda. Lo que no sabemos es hasta qué punto esa incomodidad se puede traducir en trabas para el acuerdo. No hay que descartarlo. Tampoco hay que descartar que en el fondo al Gobierno no le interese el acuerdo con Feijóo. Si sus propuestas cuentan con la mayoría que mantiene al Ejecutivo, si ven que no necesitan al PP, no habrá acuerdo. Si esto ocurre, podemos adelantar el argumentario que, todos a una, utilizarán contra el primer partido de la Oposición que, como ya se ha señalado, no quiere romper la baraja.

Estos 90 días de tregua, ojalá sirvieran para una reflexión compartida sobre la mutua asistencia de las democracias. No es nuevo que China forme parte de transacciones con España y otros muchos, por no decir todos, países del mundo y así seguirá siendo. Para que lo que queda no salte por los aires, esto no debe cambiar, no va a cambiar. Lo que creo no es conveniente es hablar de China como si fuera una democracia. No lo es. Todo lo contrario. En China hay más ejecuciones que en ningún otro país del mundo. Sus ciudadanos trabajan, incluso los más jóvenes, doce horas al día en condiciones inadmisibles y es el Gobierno el que decide cuántos hijos puede tener una pareja (desde 2021 se permite tener tres descendientes). No se permite la menor disidencia, no hay garantías jurídicas, desaparecen científicos y los ciudadanos no son ciudadanos, son peones sometidos a un régimen impresentable.

No hay que romper con China, pero China no se merece la menor complacencia política y es por ello por lo que las democracias deben auxiliarse mutuamente. No somos iguales. No somos iguales que China, ni Arabia Saudí, ni Venezuela ni Nicaragua y marcar esa diferencia no deben infravalorarse. Por encima del mercado están las personas.