En los vagones que traqueteaban por su vías se habrán desarrollado miles de historias. Todo el mundo recuerda un viaje especial en tren, a muchos les cambiaba la vida, algunos acudían en busca de un lugar en el que poder buscar un futuro mejor, otros lo utilizaban para irse y nunca volver, muchos para poder disfrutar de las fiestas, para visitar a su familia, para ir al médico o de vacaciones.
El tren es uno de los medios de transporte más querido por los viajeros, y uno de los más utilizados hoy en día. Los vagones de antaño mantenían esa magia que el humo del tabaco, las conversaciones, las nuevas amistades, los olores a comida y bebida y sobre todo a murmullo de vida tenían cuando se hacía un viaje. Un viaje que durante más de un siglo realizaban de forma diaria pasajeros y mercancías entre las localidades de Quintanilla de las Torres y Barruelo de Santullán, gracias a trece kilómetros en los que seguro que se contaron miles de historias.
La línea, que supuso un gran motor de desarrollo para la zona, se inauguraba el 4 de marzo de 1864, diez años antes Santos Garandillas solicitó la concesión de Orbó a Quintanilla de las Torres para un ferrocarril que uniese ambas localidades, pero la concesión caducó debido a los retrasos y fue la compañía Crédito Mobiliario Español quien se hizo en 1863 con el ramal, con el fin de transportar el oro negro.
Con motivo de las fiestas de Santa Bárbara, el primer viaje se realiza el 4 de diciembre de 1863, pero no es hasta el 4 de marzo de 1864 cuando se inaugura el tramo. Su objetivo era transportar el carbón de forma directa y sin ningún transbordo hasta Madrid. «La apertura del ramal tuvo una gran importancia pues se abarato el transporte del carbón hasta Madrid. Con ella se abastecía a la capital de España del mineral barruelano con el que se fabricaba el gas que iluminaba las calles de la ciudad», concreta el historiador y guía del Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán, Fernando Cuevas, que ha estudiado el tema en profundidad y ha publicado varios artículos sobre la línea cuyo proyecto definitivo contó con casi 13 kilómetros con una vía de 1,647 metros de ancho.
Una ruta que partía de Quintanilla, donde enlazaba con otras líneas, y llegaba a Barruelo, teniendo estación también en Cillamayor, en principio estaba incluida también una en Porquera pero fue descartada por el casi inexistente tráfico de mercancías en la población. En 1865 el denominado también como Ramal Carbonero, contaba con seis agentes, cuatro jefes de estación, dos guardagujas, 54 conductores y 130 guardafrenos.
En 1894 le llega el turno al ferrocarril de La Robla, cuyo trazado corta el ramal de Barruelo en las proximidades de Cillamayor. Un cruce que contaba también con un guardagujas para evitar accidentes. En 1912 se realiza una pequeña modificación en el tramo de apenas dos kilómetros que une el lavadero del Canal de Vallejo con la Estación de Cillamayor Norte.
guerra civil. Al comenzar la Guerra Civil, muchos mineros huyen de Barruelo y durante las primeras semanas se ve interrumpido el transporte del carbón. «Durante las siguientes semanas, en agosto y primeros de septiembre, los nacionales consiguen arrebatar a los republicanos algunas posiciones estratégicas del valle de Santullán, como el Cotejón, el Sestilón y el Cocoto y pueden así reiniciar el transporte de carbón por el ferrocarril a mediados de septiembre», explica el historiador Wifredo Román.
De igual modo señala el también periodista que «el carbón de Barruelo de Santullán era muy importante para ellos, ya que Asturias, la principal productora nacional, había quedado en manos republicanas. Por este motivo, siendo el mineral el principal combustible de la época, era muy necesario para ellos su explotación».
También concreta que los republicanos, conscientes de la importancia estratégica de ese recurso, lanzaron una ofensiva el 12 de octubre que les llevó a conquistar Cordovilla, Menaza y Quintanilla de las Torres. De esta forma, lograron impedir el tráfico del carbón por ese ferrocarril y obligaron a los nacionales a tener que utilizar otras vías menos adecuadas, como el ramal del ferrocarril de La Robla a partir de Cillamayor.
El ramal de la población minera estuvo así inactivo hasta agosto de 1937, cuando las tropas de Franco lanzan su ofensiva sobre Santander, que entonces era provincia pues no existía la región de Cantabria, y desaparece el frente del norte de Palencia.
desaparición. Tras la Guerra Civil, en 1950 se crea un contrato con Renfe lo que hace que se retome la estrecha relación entre minas y ferrocarril. Dos años después el Plan General de Reconstrucción Ferroviaria, supone el primer paso de la desaparición del ferrocarril a vapor y es en 1955 cuando la primera locomotora eléctrica es utilizada en la línea ferroviaria.
Uno de los mayores golpes que se llevaría el oro negro barruelano, y también su ferrocarril, fue la autorización por parte del consejo de Ministros en 1968 del cierre de las minas de Barruelo.
La línea se mantiene para los pasajeros y algunas mercancías, pero su falta de rentabilidad lleva a a que en 1984 otra vez el Consejo de Ministros diese luz verde al cierre de las líneas deficitarias, entre las que se encontraba la norteña. Finalmente, el 31 de diciembre de 1984 el tren realiza su último viaje, al día siguiente se cierra el mítico Ramal Carbonero para los pasajeros, aunque siguió dando servicio durante algunos años de forma esporádica al transporte de mercancías -concretamente desplazaba a las meritas que llegaban en verano a los pastos del norte-.
Con motivo de los 150 años de su creación y de los 30 de su cierre, la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Industrial (ARPI), con la colaboración del Ayuntamiento de Barruelo de Santullán, quiere organizar en el mes de octubre en la localidad norteña una jornada de hermanamiento entre varias asociaciones del ferrocarril del norte de España. Un acto conmemorativo con el que poner el broche de oro en su aniversario.