«Los espectadores de ARCA son exigentes, no todo vale»

César Ceinos
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ENTREVISTA La trigésima edición del Encuentro Internacional de Artes de Calle (ARCA) de Aguilar de Campoo comienza el miércoles e incluye la proyección de un documental de Cristina Herrero que cuenta «lo que hay detrás del festival»

«Los espectadores de ARCA son exigentes, no todo vale»

La localidad de Aguilar de Campoo cuenta ya con los dedos de una mano los días que restan para el inicio de la trigésima edición del Encuentro Internacional de Artes de Calle (ARCA), que se celebrará  del 14 al 18 de este mes. Su director es el técnico de Cultura del Ayuntamiento de la villa galletera, Jorge Sanz Pulido (Valladolid, 1963). Además, es el máximo responsable del Aguilar Film Festival (AFF) y, entre los premios que ha recibido, destaca el de mejor profesional de la gestión cultural de Castilla y León en 2019.

Dieciséis compañías procedentes de ocho comunidades españolas, cuatro países y dos continentes participarán en la próxima edición de ARCA. ¿Cuáles serán los platos fuertes?  

Prácticamente todos. Todas las compañías vienen avaladas con numerosos premios en los principales festivales europeos de artes de calle. Destacaría la actuación de circo de Nicole & Martin, que llega de Suiza y ofrece tres espectáculos dentro de una carpa que creo que van a hacer las delicias de todos los públicos. Pero pienso que el festival de este año mantiene la calidad de anteriores ediciones. No podemos bajar el listón porque son los espectadores los que nos exigen que no lo hagamos. Hemos conseguido un público fiel gracias a la calidad de las compañías que intervienen.

¿Cuál será la gran novedad del trigésimo encuentro?

Para celebrar este aniversario, vamos a abrir el festival con un documental de la directora y antropóloga Cristina Herrero, que se llama ARCA, historia de un sueño y que refleja lo que hay detrás del festival, lo que no ven los espectadores antes de que aparezcan las compañías. Es decir, todo el trabajo previo que requiere, los contactos, la búsqueda de espacios, las cuestiones técnicas y la labor de los numerosos voluntarios y del equipo. Trabajamos con material efímero y nos apetecía hacer este documental para que la gente vea el esfuerzo de muchos meses para que las compañías acudan a Aguilar y puedan actuar en las mejores condiciones.

¿Le hubiera gustado contar con algún grupo que no aparece en la programación de ARCA?

Durante el año viajamos a festivales y vemos muchísimas cosas para hacer una selección. Además, hacemos un visionado de más de 2.000 propuestas que nos llegan a la oficina, por lo que se quedan muchísimas cosas en el tintero que nos encantaría poder traer y que las vieran nuestro público. Pero considero que se hace una selección bastante acertada dentro del presupuesto con el que contamos. Lo que intentamos es que los espectadores vean lo que está ocurriendo a nivel de las artes de calle en el mundo, que disfruten de una representación de todas las especialidades artísticas que se producen en la calle y que son muy contemporáneas.Y eso creo que lo conseguimos.

¿Qué aspectos tiene en cuenta a la hora de programar un determinado espectáculo de ARCA?

El documental que la gente podrá ver el miércoles 14 lo detalla muy bien. Tenemos en cuenta, sobre todo, el espacio, porque intervenimos en el espacio público y afortunadamente vivimos en un lugar que es conjunto histórico-artístico y reúne lugares y enclaves de una belleza extraordinaria. Entonces lo que intentamos es que ese espectáculo de alguna forma se mimetice con el espacio y que se produzca esa simbiosis y esa alquimia entre el espacio, el artista y el público que viene a verlo. Tenemos anécdotas muy bonitas en este aspecto. Recuerdo, por ejemplo, una intervención artística en la espadaña de la iglesia del monasterio de Santa María laReal, donde hubo danza vertical con un cajón flamenco colocado dentro del espacio de las campanas. La gente no estaba acostumbrada a este espectáculo y fue un momento muy mágico observar cómo el público se emocionaba y cómo estaba atardeciendo. Por eso no hay que programar por programar, hay que buscar y ver dónde puede encajar mejor esa actuación y aumentar lo que comunica y que, de alguna forma, la gente se lo lleve a casa. Eso se lo que intentamos hacer. A veces se consigue y otras veces no, también es verdad.

¿Resulta difícil agradar a todos los públicos?

Lo intentamos. Una de las cosas de las que más orgulloso estoy de estos 30 años es que hemos visto pasar a una generación de niños que ahora son padres y que ahora van con sus hijos al festival. Ahí es donde realmente ves que el evento está prácticamente consolidado, porque ha habido ese relevo generacional. Yo creo que hemos creado un público muy fiel, que pienso que es lo más difícil de conseguir. Hablar de 18.000 espectadores en la última edición en una población como Aguilar, de 7.000 habitantes, dice mucho de ARCA.

Hace referencia a la fidelidad de los espectadores del festival, pero ¿qué otras características tiene el público aguilarense?

Gracias a las semanas del románico y a que hubo dos cines con programación diaria constante se ve que hay una formación que a lo mejor muchos de los espectadores ni saben que la tienen. Pero la tienen porque acudieron y vieron cosas de muchísima calidad. Esto hace que el público sea exigente y nos reclame que no bajemos el nivel, que no todo vale en cultura. Creo que los aguilarenses buscan la excelencia artística y nosotros vamos de la mano con la programación. Y gracias al gran poder de escucha que tenemos cuando acaba el festival o cuando acaban las actuaciones rápidamente recibimos esa comunicación del público, lo cual es de agradecer porque nos hace crecer.

También habla de la gente que hace posible que ARCA continúe organizándose año a año. ¿Quién apoya este festival?

El equipo local de producción, formado por técnicos, regidores y voluntarios, suma en torno a unas 40 personas.Respecto a las instituciones, afortunadamente contamos con todas: el Ministerio de Cultura a través del InstitutoNacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), la Junta de Castilla y León, laDiputación y, lógicamente, el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, que lo organiza. También están Gullón, Joyería Aparicio, el pequeño comercio y la asociación de comerciantes. Y, por último, tenemos colaboraciones con el Festival de Circo de Sevilla y la Feria de Teatro de Castilla y León. Son muchos elementos los que ayudan, unos a nivel económico y otros apoyando de diferentes maneras para que el festival sea mínimamente potente y que reúna todas las cualidades que tiene que tener un evento de la calidad de ARCA.

Comenta en el programa de este año que «el principal activo de ARCA ha radicado en la capacidad de generar el apoyo de la población local y de múltiples actores».  ¿Cómo lo logró?

En cultura se logra con mucha paciencia y tenacidad, marcando objetivos a medio, corto y largo plazo. En cultura no se puede hablar de atajos. Es complicado, puesto que los mandatos duran cuatro años y en ese tiempo es difícil que pueda solidificar una actividad cultural. Por ello, hay que pensar a bastante tiempo y no engañar. También hay que hacer mucha pedagogía cultural, explicando lo que se está haciendo, así como crear cosas nuevas.  La gente que vive en una localidad pequeña también tiene derecho a disfrutar de una cultura de calidad. Además, es necesaria una pizca de suerte.

No sé si cuando empezó a organizar este encuentro pensaba que iba a alcanzar los 30 años

Uno siempre piensa cuando organiza algo que tiene que tener un desarrollo largo. Lo que no sabe es cómo se va a llegar, pero la idea es que se llegue. ARCA nace en el marco de las fiestas patronales de Aguilar, en junio de 1995, y dentro de un proyecto que consistía en que el espacio urbano se ocupara con propuestas artísticas de distintos géneros. Al principio costó convencer a los políticos de entonces de que era una apuesta que había que realizar, pero afortunadamente salió bien y luego fue todo un poco más rodado. Yo soy optimista y hay que apostar más de lo que piensas. A lo mejor no llegas, pero la brújula tiene que estar bien orientada y bien dirigida porque el que no sabe a dónde va no acaba en ninguna parte.

¿Cuáles han sido las claves para que ARCA haya alcanzado las tres décadas mientras que en otros lugares han desaparecido los festivales antes?

Yo creo que lo más importante es tener profesionales al frente de la gestión cultural. Luego, como en todas las profesiones, habrá mejores y peores trabajadores. Yo llevo aquí 37 años y sé lo que costaba convencer de que había que seguir apostando por la actividad. A nivel político, la labor de un concejal en un mandato es de cuatro años. Si no hubiera existido el técnico hubiera sido más complicado. Creo que esa es la base y, después, querer y amar mucho tu trabajo. Yo siempre digo que este es un trabajo donde hay que militar, donde se milita de alguna forma, porque cuesta mucho buscar, trabajar, negociar, convencer y reconvencer. Es como que estás opositando continuamente. O quieres mucho tu profesión o es muy difícil obtener resultados. 

¿Qué señas de identidad tiene el encuentro aguilarense?

Que hace 30 años supimos ver con mucho tiempo de antelación el concepto de artes de calle.Personalmente he visto cómo trabajaban esta cuestión en muchísimos festivales de localidades pequeñas de Francia donde se multiplicaba la población por diez gracias a eventos de este tipo. Observar lo que se hacía en otros sitios y adelantarse ha sido una de las labores fundamentales. Como digo en el programa citando al dramaturgo Edward Bond, el arte viene del futuro.A mí esta frase me parece muy interesante. Muchas veces estamos mirando a través del retrovisor y está muy bien porque también tienes que saber de dónde vienes, pero no tienes que estar mirando hacia atrás siempre, tienes que mirar un poquito hacia adelante. Esto te puede dar pautas para ver qué es lo que tienes que conseguir, qué es lo que tienes que cambiar, dónde tienes que mirar y hacia dónde tienes que ir. 

Y esto es muy importante en nuestro trabajo. Es cierto que es lo más incómodo, arriesgado e inquietante porque no sabes realmente cómo va a resultar todo este tema, pero es nuestra labor. Si queremos que la sociedad de alguna forma cambie, se remueva y se cuestione ciertas cosas, hay que plantear propuestas que inquieten al público y que no solo busquen la risa cómoda y fácil. Aquí los asistentes han podido ver espectáculos que venían de festivales muy importantes. Y después de verlos, la gente se acercaba a mí o a gente del equipo emocionada, llorando o diciendo que no ha entendido nada. Y yo intentaba explicarles propuestas de danza, como la de la compañía Membros de Brasil, que era una alegoría contra la droga. Con este tipo de espectáculos, que a veces son arriesgados, pensamos que nuestro público a lo mejor no lo va          a entender, pero no, el público       es más inteligente de lo que creemos y las propuestas tienen que ser de un gran nivel para que los espectadores desarrollen y evolucionen.

¿Cómo ha cambiado el festival en los treinta años de trayectoria?

ARCA ha evolucionado según la sociedad. La programación cultural no es un copia y pega y a lo mejor lo del año pasado no sirve para el siguiente. Por ejemplo, el cambio del circo contemporáneo es increíble. Ya no es hacer solo piruetas, ahora cuenta cosas y hay dramaturgias detrás. Con la danza en la calle ocurre lo mismo. Todo eso es lo que hemos visto que ha variado.  Los primeros años la gente se sorprendía porque era un público muy virgen.En 30 años hemos evolucionado y a lo mejor hemos perdido la capacidad de asombro porque la gente ya se lo espera. Ahora mismo los espectadores están ansiosos esperando dónde actúa el artista y ya entra de una forma cómplice con la compañía. Con esta complicidad se rompe esa cuarta pared entre los artistas y el público, que es una parte fundamental del espectáculo.

¿Qué aporta ARCA a la economía aguilarense?

Es un festival amable y familiar donde acude cada vez más gente  que consume en la localidad y eso, lógicamente, tiene una repercusión importante. El próximo año vamos a hacer, junto con la universidad, un valor económico del festival a través de lo que se gasta cada persona que viene y demostrar que la cultura no es un gasto, sino una inversión. Decir que la cultura es un gasto es un gran error. Como sociedad tenemos que entender que invertir en cultura es invertir en una sociedad más libre, más equilibrada y más grande. Y, sobre todo, ARCA da una visión muy amable de lo que es la localidad porque los espectadores están viendo de otra forma lugares como las iglesias o los monasterios porque intervenimos artísticamente en ellos. Y eso también ayuda a que la gente vuelva y vea a Aguilar como un sitio de gran belleza.

¿Qué momentos de los 30 años tiene guardados en la memoria?

Muchísimos.El primero, en la casa del concejal, cuando incidí mucho  en hacer el festival y le logré convencer. Tengo ese momento muy buen grabado, pero posiblemente el más bonito es cuando acaba un espectáculo y la gente se acerca emocionada a abrazarme y a decirme muchas gracias porque me has emocionado. 

Por el contrario, momentos duros también ha habido muchísimos. Por ejemplo, cuando veíamos que el festival se podía caer, pero me quedo con lo bonito, con lo que hemos transmitido al público y con los equipos, porque detrás de todas las cosas siempre hay gente que lucha y que rema. Yo creo que una de las virtudes del festival es que políticos, comunicadores y equipos hemos remado en la misma dirección. Eso es lo más bonito que puede ocurrir.

¿Ha llegado a temer en alguna ocasión por el futuro del festival?

Sí, cada año me da miedo. La cultura es frágil y lo que crees que está consolidado se puede romper de un año para otro. Entonces, cuando acaba el festival siempre tengo miedo a que no se pueda celebrar el próximo año o no se celebre en las mejores condiciones. Pienso que a los que hemos trabajado en cultura desde hace muchos años  desde las trincheras y peleado cada parcela conquistada nos da miedo el volver atrás.Estamos viviendo unos momentos tremendamente complicados. En los años 80 se podía programar sin ningún tipo de miedo ni prejuicio. 

Ahora mismo estamos viendo que se ha convertido en un acto casi revolucionario y eso en cultura es terrible. Por desgracia hay cada vez más censura y lo peor de todo es caer en la autocensura, que es caer en el abismo. Y eso no puede ser. La cultura no puede tener esos tijeretazos. Sé que en muchos sitios desaparecieron festivales por una cuestión de censura, no solamente económica.Entonces, creo que tenemos que seguir defendiendo que la cultura tiene que ser libre y que el artista tiene que crear desde la libertad.

Por último, ¿qué objetivos tiene para el futuro?

Intentar que el festival siga creciendo, pero sobre todo seguir manteniendo la calidad artística y la calidad humana que tiene el festival. Eso lo más importante, no crecer por crecer. Si hay que crecer, que sea con tranquilidad, dentro de lo que nosotros sabemos. En el apartado económico, conseguir más patrocinadores y más empresas que puedan creer en este proyecto. Y, por último, seguir mirando al futuro y saber por donde vamos a encarrilar el futuro en los próximos diez, quince y veinte años viendo como están las artes escénicas de calle y creando encuentros con más festivales. Hay mucho trabajo por hacer, pero sin dejar caer a lo que ya se ha hecho.