Editorial

Teresa Ribera sufre un frenazo en su marcha a la Comisión Europea

DP
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Teresa Ribera se las prometía muy felices lejos de la política española, en Bruselas, con un alto cargo en la intrincada burocracia europea

«La gestión de la catástrofe de la emergencia nacional de Teresa Ribera es lamentable». Así de rotundo de mostró ayer en televisión el presidente del Partido Popular y líder de la oposición, Alberto Núñez-Feijóo, en una entrevista, sobre la actual vicepresidenta tercera del Gobierno, desaparecida en la crisis de la DANA, a pesar de ser ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, responsable de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y de las distintas confederaciones hidrográficas implicadas.

Estas declaraciones vaticinaban el movimiento que se cocinaba en el seno del Partido Popular Europeo y que se anunció horas más tarde. La decisión sobre los seis aspirantes a la vicepresidencia de la Comisión Europea se posponía a la semana que viene. Todos los candidatos pasaron ayer su entrevista, pero la decisión se tomará más adelante. En el trasfondo de este aplazamiento está la exigencia de los populares de que Teresa Ribera rinda cuentas en el Congreso de los Diputados sobre su gestión de la DANA, que causó cientos de muertos en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía. En la sesión de control parlamentario de hoy no estarán presentes ni ella ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un hecho inadmisible ante la envergadura de la catástrofe.

Teresa Ribera se las prometía muy felices lejos de la política española, en Bruselas, con un alto cargo en la intrincada burocracia europea, pero la DANA trastocó todos los planes establecidos y su futuro parece que no está claro a corto plazo.

El PP de Alberto Núñez-Feijóo realizó un movimiento inesperado por el Gobierno central y Teresa Ribera quedó, cuanto menos, en entredicho ante los europarlamentarios. Y es que no todo vale. Cuando todavía hay personas desaparecidas y continúan los hallazgos de cadáveres en el lodo, no es comprensible que una de las responsables políticas más directas pretenda iniciar su etapa en Europa, sin haber cerrado sin ningún fleco su papel como miembro del Gobierno de España.

Un político que se vista por los pies debe afrontar su responsabilidad política y, por ahora, con el drama de la DANA aún fresco, no es el momento de señalar responsables. Sin duda, Teresa Ribera es uno de ellos, junto con otros políticos de primera y segunda línea. Más tarde ya habrá que dirimir si actuaron de forma acorde con sus cargos o si la DANA dejó al aire sus vergüenzas y su ineptitud para ocupar sus respectivos sillones en las administraciones públicas.

El tiempo dará y quitará razones a unos y a otros. Pero hoy por hoy no es el momento de que Teresa Ribera abandone sus responsabilidades para continuar su carrera política como si no hubiese ocurrido nada. Un político se debe a los ciudadanos y no a su ambición de poder.