La música para Javier Burón, el cantante y guitarrista palentino del grupo Whisky, por favor, es algo que siempre ha estado ahí desde bien pequeño. «Escuchaba la radio en el coche y tocaba la guitarra que tenía mi hermana en casa, hasta que con 15 años, me regalaron una mis padres». Es así cómo comenzó a tocar en el antiguo Espacio Joven de Palencia que se encuentra en la avenida de Asturias. Su profesor fue Javier Mediavilla, guitarrista del grupo El Naán. «Me enseñó un montón de cosas y a partir de ahí comencé a tocar y componer mis propias canciones».
Comenzó a tomarse la música de manera más profesional cuando empezó a tocar en una orquesta, Jade FM. «Con 18 años recorríamos durante todo el verano muchos pueblos de Castilla y León y Cantabria. Eso me dió un montón de tablas y aprendizaje en el escenario y con el público y la audiencia; en ese momento solo tocaba la guitarra, todavía no cantaba» explica Burón.
Al dejar la orquesta se fue a Aberdeen en Escocia, allí es donde conoció a Innes Cardno. «Acababa de terminar el máster en Comunicación y empecé a colaborar con una plataforma para promover la música y allí le conocí». Hablando decidieron crear un repertorio de música española y latinoamericana con influencias celtas. «Pensamos que era un formato que podía funcionar en los restaurantes, bares y pubs y que era algo diferente que podía gustar a la gente». Más tarde, con los contactos que tenía Innes por allí, comenzaron a tocar de forma regular en algunos bares y pubs. «Ahí fue cuando dimos el paso y decidimos comenzar a grabar nuestras propias canciones y publicarlas bajo el nombre Whisky, por favor. Como funcionó en bares comenzamos a grabar los vídeos y subirlos a Youtube y Spotify».
La primera canción que publicaron fue El síndrome del emigrado. «Casualmente, coincidió con la fecha del Brexit, seguimos trabajando y después nos pilló el covid».
El nuevo disco lo grabaron durante la pandemia. «Fue un proceso muy largo y complicado porque había mucha gente metida en el proceso y cada uno estaba en su casa, aunque parece que lo hemos grabado en una habitación todos juntos». «Innes se encontraba en Londres y yo en Aberdeen y Edimburgo y los otros instrumentos que se encuentran en el disco son de otros músicos amigos que han colaborado con nosotros. Percusionistas, violinistas y pianistas en Aberdeen; el bajista Josu Hernández en Palencia; un acordeonista en Italia; Jesús Muñoz con el saxofón y la flauta desde Madrid; y todo mezclado en Aberdeen y masterizado en Edimburgo».
El estilo musical del disco es difícil de definir para ellos. «Es una mezcla de géneros españoles; rumba, jota o flamenco, latinoamericanos; el son cubano, la ranchera mexicana o el tango argentino y las influencias celtas de Innes; folklore escocés o irlándes y gypsy jazz.
Las canciones más personales para él son El síndrome del emigrado y La jota. «Reflejan como tema principal a España, el vivir fuera, toda la pérdida y el duelo de haberse ido y esa añoranza a la tierra y a tus raíces».
Como proyectos a futuro, quieren seguir grabando canciones y dando conciertos. «Mientras la gente nos siga escuchando y nos llamen de sitios seguiremos aquí», dice.