No son tantos como cuando hace ya unos años la provincia era la segunda Diócesis con mayor cantera de España en las misiones de todo el mundo, pero, a pesar de la escasez de vocaciones y la falta de relevo generacional, siguen aportando consuelo, caridad, ayuda espiritual y altruismo allí donde el cultivo de la esperanza resulta la mejor fórmula para despertar conciencias en favor de un mundo más justo e igualitario.
A fecha de hoy un total de 246 religiosos -con 109 mujeres de once congregaciones y 137 hombres de otras 28 órdenes, de los que seis son sacerdotes diocesanos- se reparten por 42 países de América, Asia, África y Europa y prestan una ingente labor humanitaria. En todos ellos confluye una intensa vocación solidaria con muchos años de bagaje humanitario distintas desfavorecidas de todo el planeta.
En los últimos años -fundamentalmente por razones de edad y motivos de salud- han sido muchas personas que prestaban su labor misionera las que han regresado para pasar el final de sus vidas y son 126 las que residen ahora tanto en la capital y provincia como fuera de ella.
El domingo se celebrará en las comunidades parroquiales el Día del Misionero Palentino, que este año lleva por lema Testigos valientes del Evangelio, y el obispo, Mikel Garciandía, se reunió y participó en distintas actividades con una amplia representación de este colectivo religioso. «Estamos necesitados también de pastores aquí, pero la generosidad de tener a casi 250 personas llevando el Evangelio a otros países, saliendo de una zona de confort, es un motivo de orgullo y merecen nuestro reconocimiento. Son una referencia y mi idea es agradecer en persona su trabajo con un viaje a una misión de América, previsiblemente en marzo de 2025», explicó.
Vidas entregadas. Pablo Tejedor, agustino natural de Villamelendro, en la Valdavia, es uno de los más veteranos aún activo en la misión. De sus 82 años, 59 los ha pasado en Brasil. «Primero estuve en Paraná tres años, muy cerca de las cataratas del Iguazú. También trabajé en un centro educacional en la periferia de Sao Paulo con 800 niños de 3 a 5 años. Ahora permanezco en una parroquia cercana a tres hospitales, en los que echamos una mano, además de repartir en la zona 200 bolsas básicas de alimentación a la población más desfavorecida», expone.
Luis Alfonso Zamorano, natural de Palencia e integrado en la Fraternidad Verbum Dei, lleva desde los 18 años en la misión y cumplirá en breve 49. «Me formé un tiempo en Roma, luego estuve 20 años en Chile y ahora iré a Panamá, México, San Salvador y Perú a dar cursos para acompañamiento de víctimas de abusos sexuales, de conciencia y espiritual y, últimanente, estoy más metido en el ámbito de los cometidos en el seno de la Iglesia y también acompaño a víctimas de contextos intrafamiliares», aseveró.
Ana Isabel Gento es carmelita misionera teresiana y nació en la capital hace 53 años. «Estuve un tiempo en Roma formándome y desde hace 22 años, en primera instancia, en Ecuador, Paraguay y Chile. Hace dos años fui destinada a Ruanda y actualmente estoy en la República Democrática del Congo. Aquí la guerra sigue latente en la zona de Goma, una ciudad grande a la que llega mucha gente de todo el país. La hambruna, sobre todo infantil, es tremenda y contamos con un colegio y un centro de salud, en el que trabajo en el ámbito nutricional», explicó.
Javier Villasur, natural de Calzada de los Molinos, lleva 50 de sus 71 años en las misiones. «Estoy en una zona de 3.000 metros de altitud en Guatemala desde hace dos años en apoyo educativo. Estoy involucrado en un proyecto muy bonito en una aldea indígena, en la que he conseguido que dos hermanas, de dos y ocho años de edad, que se creían ciegas de nacimiento debido a una mala nutrición de bebés, puedan ser operadas de cataratas el 30 de agosto. Su ceguera es reversible y las llevaré y traeré a un especialista», señaló.
Luis Ángel Cuadrado, de Villaherreros, tras 26 años en Taiwan, ahora, que cuenta con 56, se encuentra en la isla de Timor Este, país que se independizó de Indonesia en 1999. «Estoy involucrado en la construcción de una escuela de Secundaria. Es lo mejor que podemos hacer en un país sin casi sanidad, educación e infraestructuras básicas», concluyó.
s de nacimiento, puedan se operadas de cataratas.