Sucede durante todo el año, pero la situación se agrava en verano: no hay médicos suficientes en el sistema para atender la exigente demanda del período estival. Una problemática que España lleva arrastrando durante mucho tiempo y que parece lejos de encontrar solución. Pese a que es una cuestión que depende de las inversiones concedidas por cada Comunidad Autónoma, el déficit en la cobertura de consultas de Atención Primaria afecta a todo el territorio nacional.
El origen de esta alarmante tesitura tuvo lugar durante la pandemia, que provocó en 2020 que los especialistas en formación comenzaran su período de prácticas en septiembre en vez de en junio, como es habitual. Por eso, durante los meses de verano, hay una promoción menos de los profesionales de las diferentes categorías. De esta manera, al mismo tiempo van a coexistir dos generaciones que estudiarán cuarto curso, mientras en el mismo tramo de 2025 se juntarán dos hornadas de quinto año de especialidad, habiendo siempre escasez en esta estación.
Este hecho, añadido a las vacaciones que la mayoría de sanitarios -como todo el mundo- se reserva para esta época y a las irregularidades de las autonomías en el reparto de ayudas, obliga a poner solución a una falta de recursos y planificación acuciante.
Bajo el prisma de Francisco Martínez, el presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en Castilla y León, el remedio pasa por focalizarse en la previsión. Dado que los incrementos de carga de trabajo en verano son recurrentes, tanto por el número de pacientes en las ciudades vacacionales como en las zonas rurales, las comunidades deberían centrar sus esfuerzos en dimensionar las plantillas de médicos de tal manera que estas sean suficientes para cubrir los aumentos temporales de demanda. Martínez asegura que un aumento del 20 por ciento de profesionales sería suficiente para corregir esta cuestión. Pese a ello, los gestores siguen alegando que hay falta de trabajadores, cuando en realidad, la critica hay que realizarla desde otra perspectiva. «Lo que no hay son especialistas con la titulación requerida que estén dispuestos a admitir contratos precarios y con malas condiciones. Por ello, el proceso que suelen seguir estas personas es realizar la especialidad y, posteriormente, «marcharse de aquí», lo que demuestra que no van a conformarse con unas cláusulas que no les satisfagan. En este sentido, se genera una sobrecarga más aguda en el terreno rural donde, como es lógico, hay menos profesionales que en las zonas urbanas justo en el momento en el que estos núcleos suelen aumentar su población. Con esta escasez de personal, los que se ven obligados a soportar las citas son los que sí se quedan en estos pueblos, aunque lo hacen «buscándose la vida como pueden». Estos médicos se tienen que desplazar con sus propios vehículos hasta municipios que se encuentran a decenas de kilómetros de sus hogares, con el consiguiente gasto en combustible. Martínez afirma que, pese a que las regiones dotan con una especie de dieta a los profesionales para cubrir el precio de los depósitos, los viajes «no les salen rentables», por lo que muchos ni se plantean la idea de trabajar de esta manera regularmente.
Respecto al segmento de población que más carencias existenciales pueden tener en las zonas rurales, Martínez precisa que podrían ser los niños, dado que el déficit de pediatras en estas localidades es más acusado. «Una vez más, su atención recae en los médicos de familia, por lo que aumenta la presión asistencial», agrega el presidente de Semergen en Castilla y León. En cuanto a la tercera edad, sostiene que, aunque este colectivo sea abundante en los pueblos y su pluripatología demanda más cuidados, «están acostumbrados a satisfacer todos los veranos sus consultas».
Sobre si los turistas extranjeros significan un plus añadido a esta presión sanitaria, el dirigente asevera que los centros se masifican más en el litoral, pero el resto de territorios tampoco está completamente exento de esta saturación. Por ejemplo, la ruta del Camino de Santiago alberga muchos visitantes, aunque asegura Martínez que se les brinda una «asistencia excelente», pese a que sea a través de un «incremento de la carga de trabajo».
Optimismo
No obstante, el responsable de Semergen quiere mostrarse optimista ante esta coyuntura. «Estoy convencido de que las autonomías, de una u otra forma, van a ir mejorando las condiciones de los médicos para atraer y asegurar la asistencia de la población en un futuro», indica Martínez.
«Se están contratando a muchos profesionales sin la especialidad de Medicina de Familia para cumplir con el momento, pero lo ideal sería que, con un poco más de esfuerzo, se cubran las plazas con sanitarios con la titulación pertinente, ya que lo contrario es engañar un poco al ciudadano», sentencia.