Agroseguro, a la vista del área afectada por la DANA ocurrida durante los últimos días de octubre, estima que hay daños en una superficie de unas 25.500 hectáreas de cultivo asegurado repartidas en alrededor de 50.000 parcelas. Pero las declaraciones de siniestro se están recibiendo de forma muy escalonada, ya que incluso el acceso a las fincas está muy dificultado debido a la situación en la provincia de Valencia, la más afectada con diferencia. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) cifra, contando también a quienes no tienen cobertura, en más 33.000 las hectáreas siniestradas solo en la provincia de Valencia.
Según las primeras estimaciones de AVA-ASAJA, las pérdidas serían superiores a 1.089 millones de euros en el sector agrario valenciano. La organización dice que los daños son de dimensiones catastróficas en producciones, plantaciones, infraestructuras agrarias, maquinaria y vehículos agrícolas, explotaciones ganaderas, viveros, así como en arrastres de tierras que han llegado a provocar la desaparición de campos enteros de cultivo.
Los peritos tasadores de Agroseguro ya están en el campo, pero el consorcio mantiene que para conocer el grado aproximado de afectación y contar con una estimación de indemnizaciones es necesario esperar a que las labores estén algo más avanzadas, pues hasta hace pocos días se había declarado únicamente en torno a un tercio de la superficie estimada y las valoraciones no han hecho más que empezar. La entidad quiere tranquilizar a sus asegurados, que podrán enviar sus declaraciones al ritmo al que vayan pudiendo conocer el estado de sus explotaciones.
25.500 hectáreas afectadas y más de mil millones de pérdidasHace unos días, el presidente de Agroseguro, Ignacio Machetti, junto con el director general, Sergio de Andrés, se reunió con el consejero de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca de la Generalitat, así como con los representantes del sector, para analizar la situación de forma conjunta. Las organizaciones agrarias pusieron también de manifiesto la ingente cantidad de otros daños en las explotaciones, además de los sufridos por los cultivos, y el director general de Agroseguro manifestó que, pese a no conocerse todavía con precisión el alcance, sí está claro que "se trata del fenómeno tormentoso, DANA o gota fría más dañina en la historia del seguro agrario en España", con una afectación en cultivos "histórica y registrada en apenas unas horas", ha añadido.
En la todavía limitada cantidad de declaraciones de siniestro registradas se aprecian parcelas afectadas no solo por la riada, sino también por daños directos de la lluvia, así como por pedrisco y viento -que llegó a formar algún tornado-, tanto en plantaciones como en instalaciones. Los cultivos más afectados corresponden sobre todo a explotaciones de cítricos y de caqui, pero también de viñedo y de producciones hortícolas, explican desde Agroseguro.
Por su parte, la cifra de daños previstos por AVA-ASAJA en cultivos agrícolas pendientes de recolección ascienden a 278 millones, siendo los cultivos más afectados los cítricos (192 millones), los caquis (54 millones), las hortalizas (24,8 millones) y los aguacates (7,2 millones). Muchos de estos cultivos se encontraban en plena campaña de recogida, sobre todo las variedades tempranas de mandarinas y los caquis.
Más cuantioso aún es el apartado de las infraestructuras agrarias, con 486 millones de daños estimados. La organización agraria calcula unas pérdidas de 260 millones en caminos rurales, 120 millones en infraestructuras de riego (balsas, tuberías principales, pozos de riego, etc.), 15 millones en invernaderos, 54 millones en parcelas con riego localizado, 25 millones en construcciones rurales y 12 millones en muros, vallados y cerramientos.
AVA-ASAJA también advierte de que muchas parcelas se inundaron en su totalidad, por lo que además de la pérdida de cosecha, en cultivos arbóreos pueden aparecer daños por asfixia radicular y quizá sea necesario arrancar el arbolado. En el caso de las hortalizas anegadas, las pérdidas son totales. Debido a que muchos caminos de acceso a las explotaciones siguen destruidos, algunas producciones agrícolas pendientes de recolectar no podrán llegar al mercado.
En las explotaciones ganaderas afectadas, además de la muerte de los animales a causa de la propia inundación, hay que sumar importantísimos daños en las infraestructuras de la propia granja y maquinaria, así como en los caminos que dificultan la alimentación del ganado, por lo que AVA-ASAJA está colaborando con la Consejería de Agricultura para salvar el mayor número posible de animales.
Evaluación de daños.
El responsable directo de la tramitación de estos siniestros, Manuel González Corral, director territorial de Agroseguro en Levante, ha puntualizado que hay más de 10.000 agricultores y ganaderos asegurados que se han visto fuertemente impactados por este fenómeno, y ha resaltado el «encomiable esfuerzo» de los peritos agrícolas y veterinarios valencianos que evalúan daños «desde hace días, y con notables dificultades de movilidad y acceso a las parcelas». Según se puedan intensificar los trabajos, está prevista la labor de cerca de un centenar de profesionales, «pero se movilizará el número que sea necesario para garantizar la tramitación de los expedientes con la mayor celeridad posible», añadió.
Agroseguro ha querido reiterar su total solidaridad y empatía con Valencia y su compromiso para tramitar los siniestros y abonar las indemnizaciones en el menor plazo posible para ayudar a los agricultores y ganaderos valencianos a restablecer cuanto antes su actividad.
UPA reclama un fondo climático.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) exigen la implicación de la Unión Europea en la prevención y respuesta a catástrofes como la DANA registrada en Valencia hace dos semanas. «Debe establecerse un Fondo Climático», sostienen en la organización, «basado en la solidaridad, la unidad y la eficiencia de recursos. Ante la magnitud de los daños que estas tragedias provocan en el campo, no puede dejarse en manos de fondos de carácter sectorial», aseguran. «Toda la capacidad económica europea debe ponerse al servicio de la reconstrucción y el futuro de los afectados».