Editorial

La montaña tiene unas reglas que hay que asimilar y respetar

Diario Palentino
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La falta de preparación conllevó, y sigue haciéndolo, accidentes indeseados, en algunos casos mortales o muy graves, achacables  directamente a esa circunstancia, aunque sin olvidar la hostilidad y dureza del medio

Es comprensible que la desescalada posterior al confinamiento duro de 2020 llevara aparejado un deseo de salir a respirar y expandirse a los espacios naturales y, de hecho, aumentaron considerablemente los paseos y la práctica del deporte al aire libre en Palencia, y en toda España, por no decir en todo el mundo, en función de los distintos niveles de restricción de cada país o de cada comunidad autónoma. La gente necesitaba moverse fuera de casa, modificar la dinámica y el hábito del encierro, el teletrabajo, las clases y el ocio virtuales y la ausencia de socialización y caminar, correr o andar en bicicleta eran soluciones adecuadas. Lo que ya no tiene idéntica lógica es convertirse de la noche a la mañana en avezados senderistas y, menos aún, montañeros y escaladores cuando no se había hecho antes o solo a nivel de meros aficionados. Y así como en otros muchos aspectos, la gente tiende a dejarse aconsejar o acude a las enseñanzas y consejos de los entendidos, en ese afán por hollar cumbres y alejarse del virus que campaba a sus anchas por pueblos y ciudades, muchos se lanzaron a la montaña. 

 La falta de preparación conllevó, y sigue haciéndolo, accidentes indeseados, en algunos casos mortales o muy graves, achacables  directamente a esa circunstancia, aunque sin olvidar la hostilidad y dureza del medio. Y es que la montaña tiene sus propias reglas, quien la transita debe asimilar y observar en todo momento. Desde las condiciones climatológicas al estado de la nieve y el hielo si los hay, pasando por el grado de dificultad y la duración media de las rutas de ascenso y descenso, el estado de forma física que exigen, el tipo de calzado, ropa y materiales a utilizar, la existencia de refugios naturales o construidos por el hombre, la orografía concreta de la zona, las redes de comunicación y de orientación, el conocimiento del terreno o la conveniencia de hacer esas incursiones en compañía, son muchos los factores a tener en cuenta. La naturaleza no siempre avisa de un cambio brusco de temperaturas o de un desprendimiento, pero sí da pistas que pueden ayudar a la hora de planificar una salida.

En cualquier caso, los expertos en rescates de montaña, como el Greim de la Guardia Civil, alertan del incremento de intervenciones desde la primera desescalada de la pandemia. No solo por una mayor presencia de gente, sino sobre todo por esa falta de preparación física y por no calibrar la capacidad personal a la hora de afrontar una ascensión. Sus consejos pasan por seguir cursos específicos, no sobrevalorarse, dado que no es lo mismo practicar deporte en llano que subir pendientes, informarse a fondo de las circunstancias de la zona, usar aplicaciones de rutas en el móvil, llevar un botiquín básico y adecuar siempre la actividad al eslabón más débil del grupo. Solo en junio, julio y agosto de este año, el Greim y el 112 han tenido que acometer ocho rescates en la Montaña Palentina. Es su trabajo, pero sería mejor que no tuvieran que actuar tanto.