España ha dado un paso al frente en su compromiso de tender la mano a Ucrania ante la invasión rusa que intenta someter la voluntad del país durante los dos últimos años. El Gobierno se ha comprometido a aportar 1.000 millones de euros en concepto de apoyo militar este mismo año. Un punto de unión que se selló ayer con la primera visita oficial del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a territorio patrio, más allá de la cumbre de Granada bajo la Presidencia española de la Unión Europea. Tras la firma del acuerdo, el presidente Sánchez sacaba pecho al exponer la justificación de esta firme decisión: «Mil millones que van a permitir a Ucrania reforzar sus capacidades, incluida su defensa antiaérea, esencial para defender a la población civil, sus infraestructuras y las ciudades que siguen recibiendo ataques indiscriminados como hemos viso en Jarkov».
De esta forma, ambos estados unen sus designios para garantizar una fuerza sostenible con capacidad para defender a Ucrania tanto en este momento como en posibles futuras agresiones. Para ello, existe una obligación de prestar ayuda continuada en materia de seguridad y analizar alternativas para atender las necesidades de la industria de defensa ucraniana. España y Ucrania colaborarán para solventar los cuellos de botella de la cadena de suministro de material de defensa que impiden desarrollar las capacidades y aptitudes de ambas naciones para fabricar armas y municiones de carácter prioritario. Con este acuerdo, España está donde tiene que estar, en el apoyo sin fisuras, ambages o tibiezas a un país de Europa que se ve injustamente avasallado ya no por otro país, sino más bien por las ínfulas imperialistas y personalistas de un individuo, Vladímir Putin. España está donde tiene que estar, tomando partido de forma indirecta, con toda la coherencia posible, en una guerra a las puertas de casa, a poco más de los 3.500 kilómetros que separan las dos capitales, Madrid y Kiev. España está donde tiene que estar, ayudando en la defensa de la soberanía y la integridad territorial de un país al que respaldan los principales 'actores' de Occidente.
España está donde tiene que estar... al menos una parte de su Gobierno. Todo hay que decirlo. El socio mayoritario del PSOE y muleta necesaria en el rumbo del Ejecutivo, Sumar, ha vuelto a elevar el tono para asegurar que el envío de esta ayuda se materializa «sin transparencia» y sin haberles informado. Una nueva disonancia en el seno del Gobierno de coalición -una más- por parte de un partido que de un tiempo a esta parte ha recrudecido su discurso para hacerse oír ante la deriva de la formación a juzgar por los últimos resultados electorales y el riesgo más que palpable de una fagocitación por parte del Partido Socialista. En esto, como en otras muchas cosas, Sumar está donde no tiene que estar...