Puede que a estas alturas del calendario y estando como estamos en el mes de junio, haya ya muchas personas que anden dando los últimos retoques a sus vacaciones de verano -aunque éste todavía no se encuentre formalmente entre nosotros-.
Es toda una tradición por estas fechas, aunque quizás este año algunos días después de lo habitual. Debido sobre todo al convulso espacio político en el que nos estamos moviendo últimamente; que, además, ha estado plagado de convocatorias electorales que le han añadido un plus de incertidumbre e indecisión evidentes. Lo que, lógicamente, habrá repercutido en el día a día de muchos de los ciudadanos, que habrán tenido que posponer por algunos días esa elección vacacional.
Ahora, tras el cansancio e incluso agotamiento material del personal ante estos ajetreados meses de continuos sobresaltos, se aceptan de muy buen grado unos días de descanso y relax, que son justo los que se buscan con esta reserva de los días de vacaciones.
O puede también que haya algunos otros que se encuentren a la espera de ver en los próximos días las consecuencias prácticas de los resultados de las pasadas elecciones europeas, e incluso de la situación en cuanto al gobierno autonómico de Cataluña y, como consecuencia, el gobierno de la nación, para tomar esa decisión de preparar la salida vacacional de verano con una cierta tranquilidad.
Claro que de todas formas, el calendario previsto, por un «quítame allá esos votos» por ejemplo, o por cualquier otro factor externo o interno no controlado a tiempo, puede irse al traste y descabalar hasta la más firme de las programaciones.
Y es que no nos movemos ahora en una balsa de aceite precisamente, como en algún tiempo pasado, donde los clásicos meses de julio y agosto, sabíamos que, salvo excepción, iban a resultar tranquilos y hasta de una rutina rayana casi en el aburrimiento, con medio país fuera de sus lugares habituales y tostándose al sol que más calentaba. En tanto el otro medio, haría lo mismo en cuanto los primeros se incorporasen a sus quehaceres ordinarios.
Será el signo de los tiempos, pero los veranos dejaron ya de ser tranquilos.