La noticia saltaba en los últimos días de diciembre a los medios de comunicación nacionales, ni más ni menos que en estos tan positivos términos para los habitantes de nuestra Comunidad: «Los alumnos de Castilla y León son los mejores de España en Matemáticas, Lectura y Ciencias». Ahí estamos todos nosotros, pues.
Y, a renglón seguido, nos aclaraban que se trata de los resultados del último Informe PISA (el conocido Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes), referido al año 2022.
Donde a mayor abundamiento, se destaca que nuestra Comunidad, que encabeza el ranking del país en estas tres materias, se sitúa incluso por encima de la media nacional en este aspecto; e incluso somos superiores a países como Canadá, Países Bajos e Irlanda. Correspondiendo todo ello a alumnos de 15 años.
Así las cosas, habrá que felicitarnos entre nosotros por haber conseguido que estos datos tan destacados nos hayan catapultado al primer puesto del escalafón en cuanto al conocimiento que tienen nuestros estudiantes sobre estas áreas de la enseñanza.
Y el que estemos ahí arriba, por encima de comunidades de mucha mayor población y, por tanto, con más capacidad económica para invertir en educación, merecería creo yo un estudio para determinar qué circunstancias pueden llegar a influir en nuestros estudiantes de esa edad para que, realizadas las pruebas correspondientes a este programa de evaluación, los resultados finales nos den esas cifras y esas clasificaciones tan satisfactorias a nivel internacional.
Claro que, como el asunto nos favorece y nos ensalza como Comunidad, las explicaciones de los dirigentes de la misma no se hicieron esperar; para argumentar que todo ello es la consecuencia de sus políticas educativas, donde se valora el mérito, la capacidad y el esfuerzo del alumno, reforzando a quien más lo necesita. Abundando en que el modelo educativo y el currículo priman materias como la historia de España y la literatura, el patrimonio artístico y la Constitución, entre otros valores; adaptándolo todo ello a las capacidades de los estudiantes y poniendo en valor al profesorado. Vamos por el buen camino, pues.