Un profundo y sentido canto a la bandera

Pablo Torres
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Zósima Gallardo es uno de los palentinos que hoy participará en la jura civil. En homenaje al escritor y poeta tamarón Sinesio Delgado, recitará uno de sus más célebres poemas

Zósima Gallardo sostiene el poema que recitará hoy tras la jura de bandera, ‘Canto a la bandera’. - Foto: Sara Muniosguren

«¡Salve, bandera de mi patria, salve! Y en alto siempre desafía al viento».

Estas estrofas, las primeras del poema Canto a la bandera, salidas de la pluma del poeta y escritor palentino Sinesio Delgado (Támara de Campos, 1859), fueron recitadas en todas las escuelas del país a comienzos del siglo pasado, al igual que hoy también serán lanzadas al aire en en el pabellón de Eras de Santa Marina, durante la jura de bandera organizada por la Jefatura de la IV Subinspección General del Ejército y la Comandancia Militar de Valladolid y Palencia en colaboración con el Ayuntamiento capitalino. 

Zósima Gallardo, Zosi, a sus casi 73 años, participará esta tarde en el juramento y, tras él, pronunciará para los allí presentes este poema escrito por el abuelo de un gran amigo suyo, el periodista Alberto Delgado. «Me enteré de la jura por la televisión. Fui a hablar con el militar para inscribirme y me acordé del Canto a la bandera. Mejor que ese poema, que es adecuado para una jura, no lo hay», relata Zosi a Diario Palentino.

Zosi conoció el poema después de que se lo dedicara Alberto, si bien también lo escuchaba de vez en cuando en boca de su madre, quien sí lo llegó a recitar en el colegio. «Ella se lo sabía de memoria. Cuando mis hermanos venían a casa, se lo recitaba yo», afirma. 

La importancia le vino a la letra casi de casualidad. Sinesio Delgado presentó el poema a un concurso convocado el pasado siglo por el Ministerio de Defensa; el trabajo ganador, amén de una retribución económica, sería pronunciado diariamente en las escuelas. De ahí que la madre de Zosi tuviera la letra impregnada en la memoria. 

A modo de curiosidad, el Canto a la bandera fue presentado junto a más de 1.300 trabajos, si bien fue finalmente la letra ganadora del certamen militar. 

«En cuanto pensé lo del poema llamé a Alberto para decírselo. Se emocionó mucho», reconoce Zosi, quien ve su pequeño gesto como un homenaje para la familia de Sinesio Delgado. «El poema me transmite amor a la patria, y la bandera es su mayor símbolo», señala. 

Hasta el momento, Zosi no había tenido la oportunidad de participar en un acto militar de esta índole, pues, lamenta, en su época «no se permitía a las mujeres» hacer estos juramentos. 

A pesar de su buena memoria, Zosi acudirá a la jura con la letra del poema escrita en un papel. «Por si me pongo nerviosa y me corto», reconoce. 

RELACIÓN CON LOS DELGADO. El primer contacto de Zósima Gallardo con los nietos de Sinesio Delgado tuvo lugar en 1959, precisamente el año de su centenario. Como conmemoración de la efeméride, se colocó en la antigua casa de Delgado, en Támara de Campos, pueblo del que también es natural Zosi, una placa ilustrativa con su nombre. Al acto acudieron varios periodistas y familiares.

Zosi acudía frecuentemente a Madrid, pues sus obligaciones laborales así lo requerían. En uno de esos viajes, decidió hacer una visita a los nietos de Delgado, cuya dirección fue publicada en un antiguo recorte de periódico cuando falleció el escritor. Desde entonces, la relación entre ellos y Zosi, en especial con Alberto Delgado, se consolidó. «Les invité a Támara y vinieron. Recuerdo que a Fernando -nieto de Sinesio- le encantó el flan de leche de oveja que le preparó mi madre», recuerda con nostalgia la protagonista.

El destino y la casualidad quisieron que la vinculación entre la familia Delgado y Zosi perdure para siempre, pues esta última reside precisamente en la calle que lleva el mismo nombre que el escritor tamarón, en el barrio de Santiago. «Fue casualidad», asegura. «Ni siquiera sabía que había una calle con su nombre, pues no conocía la zona», añade. 

SINESIO. Sinesio Delgado (Támara de Campos, 1859) es una de las muchas personalidades atemporales que atesora la historia de la provincia. De su legado ha trascendido la Sociedad de Autores (SGAE) yEditores, entidad creada por el terracampino y que a día de hoy sirve como institución gestora de los derechos de autor. 

A lo largo de su trayectoria como escritor, Delgado publicó unas 100 obras de teatro, que se suman a los otros muchos artículos periodísticos que firmó durante su carrera. De hecho, su último artículo fue publicado el día después de su fallecimiento. 

Uno de los grandes responsables de que las memorias de este tamarón hayan perdurado en el tiempo es su nieto, el periodista Alberto Delgado, uno de los rostros más reconocibles de Televisión Española durante la época de la Transición. «Cuando quise ingresar en la Escuela de Periodismo, mis hermanos mayores me dijeron que debía hacer algo de mi abuelo. Me puse a estudiar y leer sus memorias», relata Delgado a Diario Palentino

Y es que Sinesio Delgado también dejó su huella en el periodismo, pues bajo su dirección,  la revista satírica Madrid Cómico alcanzó sus mayores años de éxito, a finales del sigloXIX. Esos años sirvieron a Delgado para cumplir su sueño de ser escritor y hacerse un nombre en la profesión, algo que le valió para tener también su calle en Madrid. 

 

La casualidad que cambió la vida de Sinesio Delgado

Antes de llegar a consolidarse como un gran periodista por su buena gestión de la revista Madrid Cómico a finales del siglo XIX, Sinesio Delgado tuvo que hacer frente a unos años de «penurias». Así lo cuenta en este periódico su nieto, Alberto Delgado, quien conoce a la perfección las memorias de su abuelo. 

Delgado fue a Madrid bajo la falsa promesa de licenciarse en Derecho. Eso fue lo que le dijo a su padre para poder trasladarse a la capital, si bien su verdadera ambición era ser escritor. Se negaba a ejercer la medicina, profesión de la que se licenció en Valladolid. «Pasó unos años con una penuria tremenda. Colaboraba en 20 sitios, pero cobraba en muy pocos», narra su nieto. 

Tras volverse a Támara, la fortuna quiso acompañarle. Un amigo de la provincia, García Rubio, le entregó parte de una herencia para regresar a Madrid. Allí se hizo con la dirección del Madrid Cómico, que estaba «cerrada», y le dio a la publicación los mejores años de su historia. En concreto, estos fueron los de su etapa como copropietario de la publicación, entre 1883 y 1898. 

Tras su pasado por la revista, Delgado la traspasó a Jacinto Benavente. La propiedad pasará de manos hasta su desaparición. Por entonces, Sinesio ya acumulaba más de 100 trabajos a sus espaldas.