Se iba acercando histérica la difícil hora del examen... ¿suspenderían o aprobarían? Nervios encendidos, había que esforzarse, el pueblo iba a votarles o bien a botarles. Algunos llorarían el desalojo de la poltrona, de los ricos viajes, honores, comilonas, el sueldo a veces henchido, generoso, a costa de los contribuyentes, nosotros. Aproximábase el día, reptaba lento, lleno de noticias: improperios para dañar la fama del contrario. Unos que si ponían asesinos encabezando algunos municipios vascos; otros, que si andaban a vueltas intercambiándose los sexos y hablando rarezas en vez de resolver la seria materia; aquellos, que se fijaban en la memoria histórica, la última, sobre las feas acciones ejecutadas por la dictadura, pero no antes o las que se hicieron entre republicanos. Ojos tuertos tienen unos y otros. Estos, porque iban a Covadonga, atacando a quien cuestionase la realidad histórica que configuró luego los reinos de España... Las grandezas del pasado, el Imperio hispánico donde el sol no se ponía y que ahora se aborrece, mientras danzan las noches de juerga por si todo esto termina, y no la danza de la lluvia que poco llega, mientras hasta los más poderosos árboles se secan entregándonos desiertos... Si algunos quedaren, pues se queman ahora o al llegar el verano, que en los bosques se crían muchas «malas yerbas», y es que todo es humo; la vida, una chispa; todo pasa en la Tierra..., poco, nada queda.
Hubo imperio y en este se produjeron cosas feas, acciones vergonzosas, crímenes horrendos, pero también buenas y bellas, y ahí quedan palacios y catedrales renacentistas o barrocas desde las Américas hasta las Filipinas, universidades, etcéteras. Aunque hoy no defendamos conquistas violentas, en otras épocas de otro modo lo entendían y el pasado no puede cambiarse, sí la memoria que miramos solo con un ojo o medio, como las glorias que nos interesa recoger, como si nos las mereciéramos... Mirar con ambos ojos permite el relieve y calibrar las distancias, por eso los depredadores los tienen de frente... Los herbívoros, en cambio, a los lados para tener más campo visual y huir cuando el peligro se acerque...
Nuestros políticos, aunque de aldea fueren, son a menudo depredadores más que ungulados pacíficos, bonachones. España es el país que más políticos tiene de Europa, el doble que el segundo en el escalafón, Italia, y sufrimos 300.000 políticos más que Alemania, que nos dobla en población. Casi medio millón, frente a 165.000 médicos, que van escaseando en los últimos tiempos, frente a 144.000 policías y bomberos... Unos arriesgan su vida..., otros cobran para arriesgar las ajenas. Para puestos relevantes son necesarios estudios y oposiciones. Para ser político ni siquiera es preciso el bachillerato... Listas cerradas a menudo, no podemos elegir a quien queremos. El más necio puede llegar a lo más alto. A muchos -¡mentecatos!- los botaríamos.