«Se necesitan clientes. No es necesario tener experiencia», rezaba el cartel que algún hostelero guasón ha colocado alguna ocasión en la puerta de su negocio. En internet abundan los ejemplos de los letreros que intentaban sacar una sonrisa al viandante y, sobre todo, animarle a entrar al bar. Lamentablemente, las miradas cada vez se van más hacia otro tipo de anuncio, que cada día es más frecuente: «se necesita personal». Los establecimientos de hostelería buscan trabajadores para la campaña de verano y, de nuevo, no los encuentran. Y eso es un problema grave, y más cuando las previsiones del sector son positivas. Sería una pena que el gran recurso turístico nacional, el buen tiempo estival, no pudiera aprovecharse adecuadamente con lugares tan interesantes en Palencia como la Montaña Palentina, el Camino de Santiago y la Villa Romana La Olmeda.
Es cierto que las soluciones se antojan muy complicadas porque no es una cuestión que se pueda resolver de la noche a la mañana y probablemente tengan que mover ficha tanto las administraciones como los propios hosteleros para evitar que un bar o un restaurante tenga que cerrar más horas de la cuenta por falta de personal. No puede ser que una empresa tenga que cerrar por falta de trabajadores. El empresario pierde dinero por tener la persiana bajada, pero el cliente que disfruta de su día libre o de sus vacaciones y no puede entrar en el local se queda con un mal sabor de boca. Y cuando este no encuentra todo como quiere cuando está de ocio -y más en esta época en la que predomina el gusto por lo inmediato-, deja de salir o de hacer turismo los días que sí que está abierto el bar o el restaurante.
Desde las asociaciones empresariales achacan esta situación a «la falta de pasión» por ser camarero o a que «la mentalidad de trabajar fines de semana y veranos se está perdiendo», entre otros factores. Probablemente sean dos de las causas, quizá para muchos las más importantes, pero no son las únicas. En la provincia alertan de que la despoblación también está afectando a la caída de contrataciones en la hostelería. Y si entra en juego esta circunstancia, a la que está unida el envejecimiento poblacional, es muy factible que otros sectores acaben afectados en un tiempo no muy lejano, si es que no lo están ya.
Ahora es la hostelería quien pone el grito de guerra, pero quizá en el futuro sean otros negocios los que buscan empleados hasta debajo de las piedras. Por eso es necesario actuar a partir de este momento desde casa, desde los centros educativos y, como ya hemos dicho, desde las instituciones y desde las empresas. Y, por supuesto, también a título individual. Tenemos que torcer todos el brazo. No hay otra opción. De estas decisiones dependen el futuro de nuestros pueblos y de nuestra provincia.