En tres semanas, el próximo 3 de noviembre, Paredes de Nava inaugura su centro de artes escénicas, cuyo presupuesto asciende a 2.447.830 euros, del que el 50% lo aporta el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana con cargo al 1,5% Cultural, y la otra mitad la Diputación (408.000 euros), la Junta de Castilla y León (400.000 euros) y el propio Ayuntamiento (415.915 euros).
El alcalde, Luis Calderón, hace hincapié en la excepcionalidad de la intervención, entre otras razones por la cuantía de la inversión en un período de crisis coronavírica y con un organismo contrantante, el Consistorio, con un presupuesto anual similar a la inversión. Otro de los argumentos expuestos es que se trata de una obra «bien proyectada y ejecutada» en un emplazamiento al que «ajustarse no era una tarea fácil». Finalmente, incide en la presencia palentina en el proyecto, dado que la empresa adjudicaria de las obras es Valuarte, además de otras partes intervinientes.
Gracias a las administraciones (central, autonómica y provincial) un pueblo de menos de 2.000 habitantes «ha sido capaz de cumplir su cometido y ofrecer al medio rural palentino una dotación cultural que espera pueda contribuir frente a la despoblación», afirma Luis Calderón, quien añade que el Ayuntamiento plantea «mucha actividad» para este espacio que, además, puede ser el primer palacio de congresos de la provincia, lo que «obligará a buscar fórmulas de gestión profesional que colaboren en la dinamización social y económica de Paredes y su zona de influencia».
Una dotación cultural que, cabe destacar, desde el 11 de noviembre, hasta el 16 de diciembre, acogerá, tras un parón de varios años, la nueva edición, en concreto la decimosexta, de la Muestra Nacional de Teatro Aficionaddo Villa de Padedes de Nava, organizada por el grupo local Aldagón con la colaboración del Ayuntamiento.
volúmenes. Pilar Díez, la arquitecta palentina redactora del proyecto y directora de la obra, describe que los diferentes usos del centro -servicio, escena, sala y foyer- se estructuran en volúmenes que se suceden desde lo que fue la entrada de la iglesia, para mantener una escala proporcionada al fin y acorde al espacio urbano y volumen del edificio principal del Ayuntamiento. «Mantener la posición del foyer o vestíbulo en la cabecera de la iglesia, donde se hallan los restos del ábside y la cripta, lo convierte en el espacio representativo de acogida y acceso a la sala (para 282 personas), que lleva un tratamiento de restauración arqueológica y permite que pueda usarse como espacio de exposiciones o presentaciones», señala.
En la primera planta, como comenta la arquitecta, se sitúa el anfiteatro (para 105 personas) y un área libre para los descansos que se vuelca sobre el espacio del foyer a doble altura, con lo que se refuerza esa cualidad de lugar representativo, que, asimismo, se convierte en espacio escénico en el que pueden realizarse actividades. La zona de acceso de servicio se plantea para una fácil carga y descarga y al mismo tiempo configura, volcado hacia la plaza principal de acceso del Ayuntamiento, un escenario al aire libre. «Se pretende evitar la creación de áreas muertas o partes de atrás y que todos los espacios tengan una dualidad de funciones o conexiones que flexibilicen usos o complementen los existentes», expone Pilar Díez.
La ubicación del centro genera una nueva fachada. Se reconstruye así un cerramiento que se había perdido, «pero que no deja de ser un cierre muy ciego -el testero de la iglesia- y no un área de ventanales», comenta la arquitecta. Indica, asimismo, que se ha elegido «jugar con materiales tradicionales y técnicas presentes en el mismo edificio de una forma contemporánea», lo que supone «su individualización en vez de la utilización a la manera tradicional; eso sí, con esos mismos materiales -ladrillo macizo, revocos de cal y paramentos de tierra-. Todo eso aparece en el nuevo cerramiento y en los interiores del edificio».
Los usos como centro de artes escénicas se plantean para que sean compatibles con las posibilidades que ofrecen las aulas de las antiguas escuelas, como talleres o zonas de ensayo, a las que se suma la oferta de la Casa de los Títeres ubicada en la capilla principal. «Con ello se genera un abanico de posibilidades muy amplio», afirma Pilar Díez, que considera que «la rehabilitación proyectada tiene una escala de uso más allá de lo local puesto que el edificio será capaz de albergar actos culturales con un aforo de 411 personas (282 en platea, 105 en anfiteatro y 24 en palcos)». En opinión de la arquitecta, al plus de estar dentro del antiguo convento se añade la disposición de espacios para otro tipo de actividades -charlas, conferencias y ensayos-. «Está concebida como una dotación muy flexible, capaz de convertirse en un núcleo muy dinamizador», recalca.