Silicosis, una enfermedad sin cura y para toda la vida

Rubén Abad
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La silicosis es de evolución lenta, se divide en tres grados según su afección y reduce la capacidad pulmonar del paciente. Principalmente son hombres mayores de 50 años que trabajaron como picadores

Silicosis, una enfermedad sin cura y para toda la vida - Foto: Óscar Navarro

Una enfermedad progresiva, de evolución lenta, sin cura y para toda la vida. Así podría definirse a grandes rasgos la silicosis, un tipo de neumoconiosis que se produce por la exposición prolongada a la sílice cristalina (un polvo mineral), que genera una reacción en el pulmón (en uno o ambos) cuando se inhala de manera continuada y en grandes cantidades en el entorno laboral.

Los pacientes que la sufren tienen como aliada a la Unidad de Neumología del Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa), encargada de velar por la salud de todos ellos, al igual que sus médicos de Atención Primaria. La principal fuente de pacientes que son examinados con esta patología en el hospital Río Carrión, donde se presta el servicio, siguen siendo antiguos trabajadores del carbón. Así, el perfil mayoritario responde al de un hombre que supera los 50 años, expuesto al polvo de carbón y sílice en pozos de interior y, principalmente, en la categoría de picador. Y es que la concentración de la partícula es en este entorno mucho mayor.

El resto responde a la nueva forma de exposición a la sílice cristalina (presente en arenas, rocas y tierra), que es el cuarzo, donde se da en una gran concentración. También en el granito, por lo que los trabajadores que se dedican a la transformación de ambos materiales han de protegerse bien, pues este polvo de sílice es tan extremadamente fino que lo convierte en «potencialmente peligroso».

«Estas silicosis aceleradas son mucho más peligrosas que las tradicionales derivadas del carbón, que evolucionan habitualmente de una forma más lenta», explica en declaraciones a Diario Palentino la jefa de la unidad, la doctora Esther Alonso. «Algunos no saben el riesgo de esta exposición, pero la normativa es muy estricta y esperamos ver cada vez menos casos de estos en la consulta, porque es bastante peligrosa», reitera.

PRIMEROS SÍNTOMAS

Siempre existe un riesgo potencial entre las personas que han trabajado en un entorno con polvo de carbón y sílice de contraer la enfermedad. Por lo tanto, el trabajador o extrabajador que ha estado expuesto debe comenzar a sospechar  y acudir al médico cuanto antes en el momento en el que detecte síntomas tales como que su capacidad respiratoria está comprometida, siente que le falta el aire al caminar o tose, con o sin esputo.

Atención Primaria es la puerta de acceso a Neumología, donde a los pacientes silicóticos o con sintomatología compatible se les deriva inicialmente a Neumología y se les realiza una analítica, espirometría, electrocardiograma, placa torácica y valoración clínica. Con todos estos datos médicos, más los laborales que aporta, se realiza la valoración del paciente. Sin embargo, la concesión de los grados 1, 2 o 3, según el nivel de afección, depende del Instituto Nacional de Silicosis (INS), único avalado en el territorio nacional para este tipo de certificaciones. 

Una vez diagnosticados, los enfermos han de someterse a una serie de revisiones periódicas. En este punto, la jefa de la Unidad de Neumología del Caupa que se hagan periódicamente, valorando una radiografía y una espirometría y únicamente aquellos casos con silicosis simple en pacientes no fumadores que no pierden capacidad pulmonar o se ve empeorada su radiografía puedan seguirse en Atención Primaria. En el caso de la neumoconiosis complicada, que deriva en lesiones más graves, como mínimo debería pasarse por la consulta de su médico de familia (una radiografía es la herramienta más efectiva para detectarla y ver su evolución) y llevar seguimiento continuado en Neumología. Y es que la enfermedad comienza a manifestarse con nódulos que si no se frenan a tiempo se hacen cada vez más grandes. Estos derivan en lo que los especialistas denominan conglomerados, que van complicando la capacidad respiratoria del paciente de forma progresiva.

RECOMENDACIONES

Fumar aumenta el riesgo de empeorar la enfermedad, pues como explica la doctora Alonso, el tabaco imposibilita que la limpieza bronquial no se realice de forma satisfactoria. ¿El motivo? «El humo impide que los cilios, que son los pequeños pelitos que todos tenemos en los bronquios, funcionen bien», aclara la especialista.

En el apartado de recomendaciones, Alonso aconseja realizar ejercicio físico, «altamente recomendable» para movilizar las secreciones. No obstante, es importante que a la hora de practicarlo cada uno escuche a su propio cuerpo y no se sobrelimite. Por ejemplo, si el enfermo nota que le falta el aire a la hora de realizar determinadas actividades como subir una cuesta.

Por otro lado, la fisioterapia respiratoria también ayuda a expulsar moco con restos de polvo existentes en el pulmón. «No les va a curar, pero sí mejorará su calidad de vida», subraya la doctora, quien cita como ejemplo ejercicios de respiración profunda en los que se coge mucho aire y se expulsa muy despacio con la ayuda de la mano en el abdomen.

SILICOSIS Y COVID-19

Es importante que los pacientes silicóticos, sea cual sea su edad, al igual que el resto de los que sufren dolencias respiratorias, se vacunen de la gripe, el neumococo y la covid-19 para evitar, de este modo, posibles complicaciones.

El coronavirus es «preocupante» para estos enfermos, por lo que implica la dificultad para expectorar satisfactoriamente y porque parten de una capacidad pulmonar más limitada. Y es que, cualquier infección puede agravar su situación de capacidad respiratoria y empeorar la falta de aire. 

Por lo demás, no hay ningún medicamento específico para tratar la silicosis. Pese a ello, los neumólogos -ocho en el caso del Caupa- sí recetan inhaladores, que no van a curar al paciente, pero le va a ayudar a abrir el bronquio para que el moco con polvo no se acumule, pueda expulsarse bien y  no sugra falta de aire en su día a día,  conocido como fatiga.