Un total de 91 representantes de Vox de 31 provincias, entre ellos cargos electos y exelectos, así como antiguos y actuales responsables orgánicos, reclamaron el pasado sábado en Madrid la rendición de cuentas del presidente del partido, Santiago Abascal, y de todo el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Bajo el nombre de Fuerza y Honor, los firmantes denunciaron que la formación se ha apartado de los principios que inspiraron su fundación y apostaron por una refundación que devuelva a Vox su vocación de gobierno.

Entre los participantes se encontraba la palentina Sonia Lalanda, portavoz de Vox en el Ayuntamiento, recientemente suspendida de militancia durante seis meses, que ayer hacía balance para DP de un encuentro que, en su opinión, «refleja una situación de malestar muy notable» dentro de la formación de Santiago Abascal.

Lalanda destacó la relevancia de haber logrado reunir en Madrid a casi un centenar de personas, lo que, a su juicio, evidencia que el partido ha perdido su rumbo y necesita recuperar su esencia. «Se ha apartado por completo del espíritu que llevó a su fundación; un espíritu regenerador, liberal, de recuperación de valores y amor a la patria. Todo eso impulsó que llegara a tener 52 diputados nacionales, pero desde noviembre de 2019 lo único que ha hecho ha sido bajar, bajar y bajar en las elecciones, que es lo que cuenta», añadió.

La todavía edil de Vox -sin noticia de una posible expulsión del partido- es una de las firmantes de la Declaración de Barajas, un documento en el que apelan al manifiesto fundacional, que apostaba por una estructura democrática, la participación de los afiliados y una gestión transparente. Lalanda considera imprescindible dotar a la formación de una estructura organizativa real porque «ahora no tiene ni músculo, ni esqueleto, ni articulaciones». «Solo tiene una cabeza que se supone que piensa, pero el pensamiento viene del sombrero, porque viene de fuera», sostuvo.

Y es que, para la política palentina, es evidente que la cúpula de Vox «ha sido copada por una oligarquía» que, asegura, «ha llevado al partido por unos derroteros que no son ni los del espíritu ni los del manifiesto fundacional». Además, carga contra «el manejo de los fondos públicos» por parte de «un entramado empresarial que dirige los destinos del partido desde fuera, porque no son afiliados».

Los críticos han anunciado que remitirán una solicitud de reunión al líder de Vox en los próximos días para trasladarle sus demandas.