El niño fantasioso que llevó Carabanchel al mundo

Agencias
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El popular cuento de Manolito Gafotas cumple 30 años con un relato de 'mundos mundiales' y 'rollos repollos' que se ha traducido a 24 idiomas en países como Estados Unidos o Irán

La escritora y periodista Elvira Lindo, autora de Manolito Gafotas - Foto: EFE/ Fernando Villar

Manolito Gafotas es un niño de clase obrera «fantasioso, maniático y algo celoso», explica su autora, Elvira Lindo, a quien hace 30 años sorprendió el éxito del primer libro sobre el personaje que ha conectado el barrio madrileño de Carabanchel Alto con lectores en 24 idiomas de todo «el mundo mundial».

Creador de expresiones que han pasado al lenguaje cotidiano como la verdad verdadera, el rollo repollo o el cerdo traidor, que dedica a su mejor amigo, Orejones López, Elvira Lindo cree que parte de su éxito (se calculan dos millones de ventas en España o  360.000 en países como China) reside en el hecho de que los adultos encontraron un libro con el que se divertían y se convirtió en una lectura transversal.

«Lo creé como se creaban cuentos orales, en este caso al amor de las ondas», explica la escritora, que como Manolito fue una niña de barrio obrero -Moratalaz- y tenía amigos que se parecían a los suyos. «Voy a Carabanchel y no me resulta un lugar extraño, veo gente más solidaria que en otros sitios de Madrid», dice Lindo, que asegura que se alegra mucho de haber tenido educación «de barrio».

Los libros de Manolito -que empezaron a publicarse en 1994, el año que se casó con el también escritor Antonio Muñoz Molina, recuerda- le permitieron dejar de trabajar en radio y televisión y centrarse en la literatura.

Pero Manolito Gafotas había nacido antes, cuando fue creado como personaje radiofónico con la voz de la autora, que fue pasando por distintos programas (por ejemplo, trabajó hablando de compositores en Radio Clásica, y entraba en otra emisora a la una de la madrugada cuando sus padres se bajaban al bar). Pero la explosión de popularidad vino en el programa A vivir que son dos días, de Fernando Delgado, en la Ser.

Le han acompañado en sus aventuras, cotidianas pero siempre muy emocionantes para él, su hermano el Imbécil (el favorito de Lindo), su amiga Susana Bragas-Sucias o el chulito Yihad, además de su abuelo, Nicolás Moreno, natural de Mota del Cuervo, su madre, Catalina Moreno, ama de casa experta en collejas con efecto retardado («de las que te duelen a la media hora aproximadamente») y su padre, el camionero Manolo García. Personajes que en ocasiones han tenido que adaptarse para llegar a países como Irán -donde empezaron a circular copias piratas en farsi de las que Lindo se enteró cuando empezó a recibir cartas de ese país-, China, Estados Unidos (se eliminaron las collejas y el mote Bragas-Sucias) o Francia, donde Manolito no puede dormir con su abuelo en la terraza cerrada con aluminio, así que la familia ganó para este país unos metros de más para su pequeño piso en el extrarradio.

Total libertad

Aunque haya admitido modificaciones para que llegue a otros países, Lindo escribe los pensamientos de Manolito «con total libertad», asegura. «Nunca he puesto al personaje al servicio de mis opiniones. Él tiene su mundo y mira las cosas con sus ojos, aunque ahora le podría dar miedo la DANA, o que un fondo buitre compre su casa».

El éxito global de Manolito le ha valido comparaciones con el Lazarillo de Tormes, el Pequeño Nicolás, Pippi Calzaslargas y Huckleberry Finn y ha sido objeto de estudio en cuestiones como la dificultad de la traducción a otras lenguas de la voz coloquial y repleta de modismos continuamente adaptados por la imaginación de Elvira Lindo, que dotó a su personaje de una incorrección ingenua y sin sarcasmo.

La autora asegura que con este personaje nunca ha pretendido tener un afán pedagógico. «Casi no he sabido educar a los nuestros, me puedo declarar un desastre», confiesa. Aunque sí es consciente de que creando a un niño vulnerable está «haciendo algo por este tipo de personas» en cualquier parte del mundo.

«Manolito ya es cultura popular», reconoce Elvira Lindo, que recomienda a los padres que no renuncien a enseñar a sus hijos a través de la literatura que existen situaciones adversas. «Estando expuestos a escenas de pornografía, no sé a quién le podría preocupar que un libro pueda perturbar una mente infantil», reflexiona Lindo, que resucitará a Manolito para un cuento radiofónico esta Navidad. 

La autora celebra la efeméride con la editorial Seix Barral, que ha lanzado un cofre con los ocho libros ilustrados por Emilio Urberuaga protagonizados por este niño de ocho años (llegó a los 12 en la última entrega), sin unas calificaciones académicas muy brillantes, pero con unos puntos de vista muy peculiares y sinceros.

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