Estudio en el sur del planeta

César Ceinos
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Andrés Rigual viajó a la Antártida para estudiar las algas diatomeas

Andrés Rigual - Foto: DP

La Antártida no ofrece muchas posibilidades para residir, pero, por el contrario, es un lugar idóneo para muchas investigaciones científicas. Y varios palentinos han tenido la oportunidad de desplazarse hasta el océano glaciar Antártico para avanzar en su trabajo. Uno de ellos es Andrés Rigual, profesor titular de la Universidad de Salamanca (USAL), que se desplazó al sur del planeta para avanzar en el estudio de las diatomeas, uno de los tipos de fitoplancton, unas algas unicelulares y microscópicas que viven en los océanos. «Son unas grandes desconocidas. Mucha gente no sabe que la mitad del oxígeno que hay en la atmósfera lo generan estos organismos», declara. 

Permaneció 40 días en la zona austral, del 15 de enero al 24 de febrero, ya que es un lugar muy rico en diatomeas, que, además de su papel en la generación de oxígeno, son especialmente importantes en la cadena alimentaria mundial en la Antártida. «Cuando uno piensa en este continente se acuerda de focas, ballenas o pingüinos, pero todos esos animales se alimentan de otros más pequeños y, al final, lo que está en la base de todo son las diatomeas.Es como la hierba del océano, aunque no se pueden ver y pasan más desapercibidas», explica el profesor de la USAL, que, pese a nacer en Madrid, emigró con un año a la provincia y vivió en Aguilar de Campoo,Guardo y Palencia. 

Es el codirector de uno de los tres proyectos que se desplazaron a la Antártida en la misma expedición, que estaba encabezada por Fernando Bohoyo, del Instituto Geominero Español (IGME). El estudio de Rigual analiza los organismos que están vivos y aquellos que se quedaron grabados en el registro fósil en el fondo oceánico. «Estudiamos el pasado de las diatomeas, su presente y su actual distribución. Con toda esta información pretendemos evaluar lo que puede pasar en el futuro. Nos hemos centrado en la zona de la península Antártica, que está experimentando muchas transformaciones debido al cambio climático y estamos monitorizando la disposición de las especies para poder detectar variaciones posteriores. Además, el registro fósil lo estudiamos porque en el pasado hubo momentos parecidos de cambios ambientales para saber cómo responderán los ecosistemas. Es decir, ver lo que ocurrió en el pasado para poder predecir lo que sucederá en el futuro», añade. Con los datos que recopiló proseguirá la investigación en España.

Explica que lleva tiempo estudiando la Antártida, pero hasta principios de año no había viajado allí. «He trabajado con equipos de Australia y Nueva Zelanda que me enviaban muestras. No había ido», declara antes de destacar que la experiencia «es bonita y dura». Relata que estuvo todo el tiempo en el buque de investigación oceanográfica Hespérides, de la Real Armada Española, y comenta que le llamaron mucho la atención los grandes témpanos que flotan en el océano sureño. «Es impresionante verlo desde el barco y te das cuenta de la inmensidad de la Antártida», asegura.

Por otro lado, explica que también ha tenido la suerte de divisar ballenas, pingüinos y otros seres. «Me sentí un privilegiado. Hay cierto turismo de cruceros de lujo para ver la Antártida, pero son precios exagerados», concluye.