«La pederastia me parece la mayor perversión de lo divino»

Pablo Torres
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El teólogo palentino Juan José Tamayo, natural de Amusco, presenta hoy en la Fundación Díaz-Caneja, a las 19, 30 horas, su libro 'Pederastia ¿pecado sin penitencia?'. El acto está organizado por la Liga española de la educación y la UPP

Juan José Tamayo - Foto: DP

Juan José Tamayo es emérito de la Cátedra de Teología y  Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid. Está especializado en la Teología de la Liberación  y ha publicado un gran número de artículos y libros, muchos de ellos traducidos a diferentes idiomas. 

¿Qué puede decir del libro que presenta hoy?
Comprende diez años de información y crítica del gravísimo problema de la pederastia en la Iglesia católica. En el libro analizo muy críticamente este dramático fenómeno, el que mayor descrédito ha generado dentro de la institución, y con una desconfianza total por parte de amplios sectores de la sociedad. Como teólogo, me parece la mayor perversión de lo divino, lo sagrado, la religión y el propio cristianismo. 

En la obra indaga sobre los orígenes de estas prácticas. ¿Qué conclusiones ha sacado?
La raíz de estas agresiones está en un problema de poder, que empieza por el control de las conciencias.
En segundo lugar, está el control de las mentes y la imposición de un pensamiento único, lo que anula la libertad de pensamiento de aquellos colectivos que son más dependientes y vulnerables. 

Luego, está el poder sobre las almas. Las personas de vida religiosa están formadas en la concepción dualista del cuerpo y el alma, siendo el segundo el que hay que salvar y el primero un obstáculo para ello. Todo esto concluye en la parte más perversa del poder, que es el control sobre los cuerpos.

Por otro lado, está el tema del celibato impuesto que, al no ser elegido libremente, produce una represión que va a desembocar en unos comportamientos violentos. Como dice el Papa Francisco, «unos crímenes viles». 

Hay otro fenómeno que es el de los abusos espirituales, los cuales desembocan en agresiones sexuales. Los padres espirituales consideraban que el alumnado carecía de vida moral en sus comportamientos y se encargaban de guiar sus conciencias. Todo esto contrasta con el imperativo kantiano que afirma que hay que tratar a los demás como fines y no como simples medios.

Otra razón que no suele analizarse en los textos es la alianza entre los dioses varones y las masculinidades sagradas, lo que suele desembocar en violencia sexual y espiritual. 

¿Cuáles han sido las reacciones de los altos sectores eclesiásticos ante el conocimiento de estos casos? 
Se ha visto reflejada una actitud de negacionismo, que luego ha sido desmentido por las investigaciones que han ido llegando.

¿Cuál ha sido la actitud hasta hace poco tiempo? La permisividad ante el delito, el cual no han llevado hasta la justicia y no ha sufrido la suficiente sanción, ni siquiera por parte del Código de Derecho Católico. Todo esto, que se hacía para salvar el buen nombre de la iglesia, ha converido a un sector importante de la jerarquía en cómplice. 

Como teólogo, ¿cuál es su postura sobre la Iglesia como institución?
Hay una confusión en su concepto. La gente se remite a que la Iglesia está formada por el cuerpo eclesiástico, cuando, en realidad, es una comunidad de creyentes en Jesús de Nazaret que siguen su mensaje y práctica. 

Desde el momento que se identifica a la Iglesia con la jerarquía y el clero, se está legitimando un modelo de poder vertical, jerárquico, patriarcal y clerical que hay que cambiar. Hay que desmasculinizar, desjerarquizar, despatriarcalizar y desclericarizar la iglesia.  

Está especializado en la Teología de la Liberación. Defina, el concepto, por favor
Gustavo Gutiérrez la define como la reflexión crítica sobre la praxis histórica a la luz de la fe. Históricamente, la teología ha buscado la legitimación de las instituciones eclesiásticas y se ha enfrentado a los procesos culturales e ideológicos del socialismo, el libre pensamiento e, incluso, la democracia. La Teología de la Liberación hace una crítica sólida y fundada en el evangelio del poder y propone un cristianismo liberador de todos aquellos sectores que viven oprimidos en este modelo capitalista neoliberal.