Editorial

Y Pedro Sánchez volvió a insistir sobre el problema de la vivienda

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No puede celebrarse ningún congreso nacional de un partido político sin que el líder de la formación realice algún anuncio de postín que encandile a los entregados compromisarios. El congreso del PSOE de este fin de semana no iba a ser menos y Pedro Sánchez, que consiguió el 90% de los votos -por debajo del anterior, en el que el secretario general de los socialistas fue reelegido con el 94% de los apoyos-, se lanzó, de nuevo, a prometer solucionar el problema de la vivienda en España. Para ello anunció que creará desde el Gobierno que preside, y con el que quiere acabar este mandato en 2027 y ganar las próximas Elecciones Generales, una empresa pública de vivienda. Su objetivo principal no es otro que promover miles de viviendas en todo el territorio nacional con las que satisfacer la demanda existentes de las clases menos pudientes y, en especial, de los jóvenes. Poco más adelantó el líder socialista en la clausura del congreso sevillano del PSOE.

Las palabras de Pedro Sánchez no inspiran mucha confianza. Hay que recordar que ya prometió la construcción de miles de viviendas - 180.000 de alquiler asequible, de las que sólo construyó un 44%-, pero el parque de inmuebles no aumentó para satisfacer la demanda y la vivienda continúa como uno de los problemas más importantes para los ciudadanos.

En los últimos seis años, Pedro Sánchez no ha podido, o no ha querido, acabar con el problema de la vivienda. Ni con la adquisición ni con el alquiler y las familias sufren las consecuencias, ya que, por una parte, las de clases más bajas tienen dificultades para acceder a un inmueble y, por otro, los jóvenes se encuentran cada vez con más impedimentos para poder emanciparse y, por lo tanto, las familias viven situaciones complicadas.

A estos últimos, los anuncios de construcción de miles de viviendas les caen en saco roto, porque es una medida a medio o largo plazo y a este sector de la población, el de la juventud, le urgen soluciones, porque pasan los años y siguen en casa de sus progenitores. Hay que dotar de incentivos reales a los jóvenes y a los propietarios de viviendas para que las saquen al mercado y estén disponibles para que los primeros puedan independizarse y formar familias con las que paliar el déficit poblacional que sufre España desde hace décadas. Para eso existe un Ministerio de Vivienda, no hay que crear ninguna empresa pública, que suena más a cantos de sirena que a otra cosa.

En la década de cambio de milenio, el país sufrió una gran crisis por la burbuja del ladrillo que hoy generaría una hecatombe social de primer orden. El Ministerio de Vivienda se tiene que remangar y tomar decisiones ya.