Las tractoradas del pasado invierno fueron un acontecimiento protagonizado por el sector agrario que traspasó fronteras y que giró el foco mediático hacia el mundo rural, la agricultura y la ganadería. Hubo manifestaciones enFrancia, enBruselas y en numerosos puntos de la geografía española, entre ellos, Palencia. Una de las consecuencias de las movilizaciones en España fue la firma de un convenio con el Ministerio en el que figuran diversas medidas de apoyo al campo, aunque también hay que destacar que no todas las organizaciones profesionales agrarias (opas) lo respaldaron. Un año más tarde, quienes lo defienden explican de que las propuestas, especialmente aquellas relacionadas con la simplificación de trámites burocráticos, han facilitado la tarea en el campo, pero aquellos que no lo ratificaron no son tan optimistas a la hora de opinar.
Pero el tiempo pasa, el sector no para y los retos llegan, incluso, desde fuera de Europa. De hecho, las tres opas con mayor presencia en la provincia (Asaja,UPAy COAG) coinciden en la falta de rentabilidad de las explotaciones por la subida del coste de los insumos y la bajada del precio de los cereales (las cotizaciones del trigo -el mayoritario en Palencia- y la cebada a finales de enero siguen siendo hasta un 27% más bajas que hace dos años) y en la presencia del lobo en la zona norte de la provincia tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres enRégimen de ProtecciónEspecial (Lespre) a la hora de citar dos de los grandes problemas que sufren en la actualidad. Y, por desgracia, no son los únicos.
En este último año se confirmó el acuerdo entre la UniónEuropa y Mercosur y, por si fuera poco, las políticas proteccionistas y arancelarias que está aplicando el presidente de losEstados Unidos,Donald Trump, están generando más nerviosismo a estos productores, que quieren certezas y solo están encontrando grandes incertidumbres.
Es momento de que aquellos que pueden dar seguridad al campo lo hagan, ya sea el gobierno autonómico, el ejecutivo nacional, los órganos comunitarios o las empresas que comercializan con agricultores y ganaderos. Es importante que se legisle para potenciar el sector primario sin olvidarse de la seguridad alimentaria, pero también hay que mirar a las compañías privadas.Estas no pueden especular con bienes de primera necesidad y apretar hasta casi noquear a los agricultores y ganaderos para lograr más beneficios. Esto, que podría calificarse hasta de inmoral, puede tener consecuencias funestas tanto para la provincia, que continuaría perdiendo efectivos agrarios, como para ellas, que quizá en un futuro no tengan fuente a la que recurrir.