Bea Jarrín acumula una trayectoria periodística de más de dos décadas. Ha participado en numerosos programas de televisión y radio. Actualmente, colabora en Fiesta de Telecinco y Cuatro al Día.
Lleva más de 20 años en el periodismo. ¿Cómo percibe los cambios de la profesión?
El sin parar tecnológico afecta a todas las áreas, y los medios de comunicación también han cambiado su consumo. Intentamos no perder el respeto y la pasión a esta profesión, que es de las más hermosas que puede haber.
Trabaja en el denominado periodismo del corazón, un género muy criticado incluso desde dentro del sector de la comunicación
Se ha llevado una transición que puede no haber sido la más acertada; antes, hacíamos Sociedad. Tratábamos cantantes, artistas, actores… había un cierto nivel de celebrities. Ahora, con todos mis respetos, hablamos de Gran Hermano, la Isla de las Tentaciones, la pareja de… Se ha perdido el punto sofisticado de lo que era ese género.
Cuando las cosas no se tratan con respeto y se traspasan ciertas barreras, se puede hacer daño a ambas partes. Hoy en día, si queda algún tipo de reducto de ese «corazoneo», se está eliminando.
¿Cuánto espectáculo hay en este género?
Hay cosas que pasan porque opinamos y matizamos, y ahí se forma el atractivo para el espectador, porque exponemos diferentes criterios como lo haría cualquiera.
Hay gente que lleva toda la vida, con la que es un privilegio trabajar, que se ha desenvuelto en este ámbito sin pasar la falta de respeto, como Marisa Martín Blázquez o Paloma Barrientos. Otra cosa es lo que se alimente una noticia desde el propio círculo de los personajes. El peligro no está tanto de nuestro lado a la hora de informar, sino de los que alimentan una determinada circunstancia. Al final es como todo: nos necesitamos los unos a los otros.
Si se busca su nombre en Google, la mayoría de los resultados mencionan la vez en la que se le involucró en la relación de Jorge Pérez y Alba Carrillo. ¿Le molesta que mucha gente le conozca solo por esto después de dos décadas de trayectoria?
Más que molestar, duele. Es uno de los grandes peligros de las redes sociales: se esconde mucha gente con la necesidad de hacer daño gratuito. Es muy doloroso ver que te has formado, has hecho miles de horas, directos, coberturas, etc., para recibir mensajes como: «da gracias a x por salir en la tele». Tiene narices la cosa.
Está vinculada a Villada porque su abuelo era natural de allí. ¿Hace esto más especial si cabe su distinción como mondonguera?
Es tremendamente especial porque perdí a mi abuelo estas navidades. Todavía lo estoy sanando, pero siento que le estoy haciendo un homenaje. Me encantaría que pudiera vivirlo conmigo, aunque sé que, de algún modo, lo va a hacer.