Ser su propio jefe es el gran reto que cada día se plantean más jóvenes en España como una forma de vida y también de autorrealización profesional en la que tanto los beneficios como las pérdidas que se generan son responsabilidad del emprendedor.
En este escenario, el auge de los de oficios artesanos se ha convertido en un atractivo segmento de negocio y en una opción muy interesante y rentable para miles de personas que han decidido dar este paso en su vida laboral.
Entre las claves que los economistas utilizan para explicar este fenómeno es que desde siempre España ha sido un país que ha destacado por una gran cantera de oficios clásicos, pero también de actividades industriales con producciones artesanales de una gran calidad, elegantes, versátiles y competitivos que nada tienen que envidiar a fabricaciones extranjeras.
Si se analiza la actividad que genera este sector en España se observa que cuenta con más de 38.000 empresas activas a día de hoy, con un índice de empleabilidad de unas 125.000 personas y cuyo volumen de negocio asciende a unos 4.042 millones de euros, según un informe publicado por el Ministerio de Industria.
La clave del éxito de este tipo de actividades es que funciona como una opción de negocio atractiva pero, a la vez, rentable. En este escenario, la expansión de los artesanos en la última década contrasta con perfiles altamente cualificados en disciplinas vinculadas con la digitalización, la inteligencia artificial y la tecnología.
Un sistema que se desmarca con personas que tratan de recuperar oficios que están olvidados o en desuso a los que aportan innovación y, sobre todo, un gran valor añadido y una creatividad muy alta que garantiza un modus de vida alternativo muy interesante.
Esta nueva realidad se está viendo reflejada en la creación de nuevos negocios y de múltiples sectores como, por ejemplo, de calzado y productos de cuero, vestuario, vajillas, cosmética, complementos de joyería, ebanistería, guarnicionería, productos agroalimentarios, elaboradores de cervezas artesanales,... etc. Es decir, oficios que están convirtiendo el emprendimiento en una atractiva actividad y en una opción de vida válida y rentable para miles de emprendedores.
Este fenómeno coincide en muchas ocasiones con la recuperación de los pueblos de la España vaciada donde están creciendo este tipo de iniciativas de trabajadores que deciden abandonar la ciudad en busca de una mayor calidad de vida donde prime la autorrealización, así como un mayor disfrute de la naturaleza y de la familia.
En este escenario, las producciones hechas a pequeña escala y con un enfoque exclusivo en el que prima el diseño, los materiales y la creatividad han recuperado su valor. Un concepto que incrementa la confianza de los consumidores que reivindican lo local, lo casero, aquello que se hace con talento y esmero.
La esencia
La clave de estos negocios se basa en potenciar los puntos fuertes de los artesanos poniendo en valor el proceso de fabricación, que es lo que les hace especiales y donde el profesional interviene de principio a fin. Los resultados son diferentes en características, calidad y precio. Se trata de detalles que el consumidor aprecia y representa un factor determinante en la oferta comercial.
Asimismo, los artículos que fabrican se suelen asociar a un trabajo bien realizado, honesto, de confianza que, además, envejecen bien con el paso del tiempo.
El hecho de ser una producción artesanal no está reñido con las nuevas tecnologías. Los artesanos son trabajadores que cuentan con un plan de negocio con aspiraciones de expansión y crecimiento, que utilizan también las nuevas herramientas tanto de la industria como de internet y redes sociales para llegar a todo tipo de mercados y posicionarse por encima de sus competidores en un contexto sin límites.