Si el 'infalible' Murphy dejó escrito que «todo lo que va mal es susceptible de empeorar», este Real Madrid de los desastres defensivos mira al frente y ve que su siguiente parada en Europa es Anfield: duelo ante el líder de la Champions (con permiso del Barça, el conjunto más en forma del viejo continente) y también el de la Premier. Ha ganado 12 de sus primeros 14 partidos y solo conoce una derrota, el pasado 14 de septiembre (0-1) ante el Nottingham Forest de Nuno, la revelación en Inglaterra. Los 'reds' afilan los cuchillos.
Para entender este inesperado efecto rebote hay que viajar atrás casi una década, cuando Jurgen Klopp le cambió la cara al cuadro británico. El técnico alemán fue a la ciudad de los Beatles a tocar su 'rock and roll': un fútbol vertiginoso disputado siempre en quinta marcha, un intercambio de golpes constante que marcó una era. 491 partidos dirigidos y ocho títulos, incluyendo una Premier en plena era de dominio del Manchester City y la Champions League de 2019 (más otras dos finales, ambas perdidas ante el Real Madrid).
En su último día de trabajo en Anfield, el técnico más carismático del Siglo XXI (y el tercero más longevo en la historia del club, y el que mejor puntuación ha logrado por partido disputado: 2,08) agarró el micrófono para despedirse de sus idólatras y con la reconocible música de 'Life is life' (Opus) comenzó a cantar el nombre de su sustituto: «¡Arne Slot!».
Estilo
Slot, de apenas 45 años, llegaba a Merseyside desde el Feyenoord, donde había conseguido meter las narices en el 'duopolio' moderno de Ajax y PSV (finalista de la Conference en su primer año, campeón de la Eredivisie en el segundo, subcampeón el tercero). Mediocampista de trayectoria modesta retirado en 2013, comenzó su carrera como primer entrenador en el AZ Alkmaar hace apenas cinco años… pero le ha dado tiempo a demostrar que su método funciona.
Donde hubo 'rock and roll', ahora suenan violines más calmados. El Liverpool es un equipo que arriesga menos, que concede poco, que asfixia al rival unos metros más atrás, sin ir a buscarle con tanta fiereza como antes… pero que sigue volando cada vez que cruza con cierta ventaja el mediocampo. La transformación ha sido brutal, hasta el punto que el pasado curso encajaba 1,1 goles por partido y ahora apenas promedia 0,5: ha marcado 29 goles en 14 encuentros, pero apenas ha encajado siete.
Sin fichajes
Y todo lo ha conseguido con prácticamente la misma plantilla: durante mucho tiempo, fue el único club de las cinco grandes Ligas que no había realizado ni una sola incorporación durante el mercado de verano… hasta el 29 de agosto, cuando pagó 12 millones a la Juventus por Federico Chiesa, que apenas ha disputado 78 minutos. Los 30 invertidos en Mamardashvili 'no cuentan' porque sigue cedido en el Valencia.
No echar de menos al 'profesor' Klopp es el mayor mérito anímico de un equipo menos luminoso pero mucho más sólido. Slot ha logrado un Liverpool robusto y estable moviendo apenas un par de piezas: nadie va a descubrir a estas alturas qué aportan las mejores versiones de Van Dijk en el centro de la zaga o Alexander-Arnold en el flanco derecho, jugadores determinantes que ahora toman menos riesgos en la salida; pero sí ha encontrado la clave del equilibrio en el papel de Gravenberch. El neerlandés, de 22 años, llegó el pasado curso a Anfield a cambio de 40 millones… pero el papel de interior que le otorgó Klopp en su maquinaria ha cambiado al de pivote (junto a Mac Allister) y los 'reds', que buscaban a un mediocentro a toda costa (muchos dieron por hecho la llegada de Zubimendi) parecen otro equipo: el ex del Bayern ocupa mucho espacio, roba, conduce… Ha disputado todos los minutos del curso.
El húngaro Szoboszlai es otro de los que han crecido exponencialmente, adelantando su posición para ver el fútbol más cerca de la portería rival… y en el ataque se multiplican las opciones a su alrededor. Pocos equipos en el planeta tienen un ataque tan completo: de la magia inagotable de Salah a la explosividad animal de Luis Díaz o Darwin Núñez, pasando por la exuberancia incontrolable de Gakpo o la capacidad de sorprender de Diogo Jota. Finalizadores que no pierden el sitio, que atacan el espacio abierto con la fiereza que dejó Klopp como herencia… pero que ahora tienen detrás un equipo más 'calmado' para que no tengan que mirar a sus espaldas.
Con estos mimbres y mucho silencio, Slot ha logrado que ahora las casas de apuestas tengan en cuenta a su equipo cuando a comienzo de temporada todos volvían a vaticinar un duelo fratricida Guardiola-Arteta con sus City y Arsenal. El periodo de luto tras la salida de Klopp ha durado lo que una pinta en una de las tabernas que hay alrededor de Anfield: el Liverpool vuelve a rugir.