«No me gustan las discusiones furibundas; trato de tener buen talante». Lo decía en marzo de 2017 al repasar su trayectoria para Diario Palentino, a propósito del carácter templado y la mano izquierda, de la aptitud para la escucha y la capacidad para buscar soluciones desde el diálogo y los espacios comunes, que marcaron sus siete años como director médico del hospital Río Carrión, donde ejerció  como cirujano general la mayor parte de su vida profesional.

Y es que no levantaba la voz en el despacho, tampoco en el quirófano y aún menos en sus relaciones personales. Prefería la conversación pausada o el silencio al debate acalorado, aunque manejaba como pocos la ironía y la sutileza y se servía de ellas para hacer patente su postura.

Caracterizado por ese buen talante y por el talento para las artes plásticas y la poesía, ayer nos dejó Fernando Zamora Morales (Palencia, 1939) víctima del cáncer. «Me casé con la medicina, pero siempre mantuve a la pintura y a la poesía como amantes y le fui infiel con las dos», confesaba en la entrevista de 2017. Autor, entre otros libros, de Fragmentos y variaciones, Cartas a Yegor Kovalchuk, Silva de sílabas, Píldoras, Virado a sepia, Libro para quemar, Mendrugox, Libro de hilos, Mi vida escrita en papel higiénico y Tratado de conservación, a los que hay que sumar plaquetes y colaboraciones en obras colectivas, Fernando Zamora defendía una poesía silenciosa, insinuante e intimista. De igual forma,  en sus acuarelas, sus cajas cargadas de simbolismo, sus tablas y objetos artísticos y sus dibujos sugería, transformaba y depuraba en busca de la esencia.

El funeral de Zamora tendrá lugar hoy, a las 11 horas, en San Lázaro. Allí se celebrará mañana, a las 20 horas, la misa de familia. DEP