Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Bajo el paraguas del Estado

27/09/2023

Lo hemos escuchado en el Congreso de los Diputados en la sesión de investidura: el problema estructural del desempleo es uno de los principales problemas que tenemos. Y así es, porque algo no funciona en el mercado laboral de España, que viaja en el furgón de cola entre los países de nuestro entorno.

España se está convirtiendo en un Estado subsidiado y falto de estímulos en materia de productividad y emprendimiento, por mucho que se hable de ambas cuestiones. No puede ser que uno de los máximos objetivos de una gran parte de la población sea, o bien jubilarse cuanto antes si se está próximo en edad, o bien aspirar a ser funcionario público si se encuentra en proceso de encontrar empleo. Ni tampoco es de recibo ejercer carrera en política con la primordial finalidad de conseguir un puesto bien remunerado y con notoriedad, relegando a un segundo la exigible vocación de servicio público. De una manera u otra, se pretende vivir bajo el paraguas del Estado, lo que pone en evidencia los pocos estímulos existentes.

A diferencia de otros países, donde la escasez de mano de obra coincide con la existencia de reducidas tasas de paro, en España sucede justo lo contrario, al liderar en la UE la oferta de empleo sin cubrir, sobre todo en pequeñas y medianas empresas. Extraña paradoja que solo se explica si malpensamos en una conjugación entre desempleo y economía sumergida. Según Cepyme, algunas de las razones del desacople entre oferta y demanda de empleo radican en la propia despoblación, el soporte de la familia y el exceso de subsidios, que reducen la urgencia por la búsqueda de empleo y refleja la ineficiencia de los servicios públicos de empleo.

Quizá va siendo el momento de que la política prime la mejor herramienta de un país para lograr la justicia social y la equidad: el pleno empleo y digno. Quizá no sobresalga en el debate de la Cámara Baja la urgente estimulación del mercado laboral. Y quizá tampoco importe tanto el necesario equilibrio entre demanda y oferta de trabajo, mientras el paraguas del Estado se extienda. Lo malo es que algún día va a romperse y hará aguas, mojándonos a todos por igual.