La provincia se ha consolidado en el último cuarto de siglo como uno de los territorios donde el lobo ibérico ha encontrado su hogar, como así lo demuestran las 35 manadas que se han localizado en diferentes puntos de la geografía palentina. Estos son los datos que se desprenden del último censo elaborado por la Junta de Castilla y León, que certifica un crecimiento del 20,68 por ciento con respecto al mismo estudio elaborado en el año 2000, si bien en 2012 eran 38. En la práctica, estas tres decenas y media de manadas representan entre 300 y 350 ejemplares, pues cada uno de estos grupos está honrado por entre cinco y diez individuos.
Por comarcas, el grueso de la población del cánido se concentra en la Montaña Palentina, donde se han hallado evidencias de hasta 18 manadas. Es más, en los términos municipales de Velilla del Río Carrión y Triollo y su entorno se han localizado rastros de convivencia entre dos manadas. A este respecto, el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez Quiñones, reconocía recientemente que la Montaña Palentina, León y el norte de Zamora «están saturadas y ecológicamente no cabe una manada más». Y es que estas son, precisamente, las zonas con mayor densidad.
El resto se reparte por la provincia, en zonas como Villarramiel, Frechilla, Baltanás o Palenzuela, a tenor del mapa elaborado en el marco del plan de monitorización del estado de conservación de la biodiversidad de Castilla y León. Por lo demás, cabe destacar que de esas 35 manadas que campan por la provincia, 28 tienen en ella lo que se denomina centro de actividad y tres están compartidas con la vecina comunidad de Cantabria. Asimismo, se han recabado evidencias de reproducción para el 94 por ciento de las referidas familias.
Abriendo el foco a toda la región, en el conjunto de Castilla y León se han localizado 193 grupos de lobos, de los cuales el 18,1 por ciento han elegido Palencia. Esto coloca a la provincia como la tercera con mayor número por detrás de León (74) y Zamora (46), y a cierta distancia de Valladolid (22), Segovia (20), Burgos (18), Ávila (15), Soria (6) y Salamanca (3).
Esto supone que la región alberga al 59 por ciento de los lobos de España, un punto menos que hace un decenio, con lo que se mantiene de forma similar. A juicio del consejero, esa ligera disminución responde al incremento del territorio lobero en comunidades vecinas y la generación en ellas de nuevas manadas.
RASTREO DE ITINERARIOS
Las técnicas de campo estandarizadas para la confirmación de la existencia de manadas de lobos y para detectar su reproducción han sido el rastreo de itinerarios buscando indicios para localizar el marcaje territorial, realización de estaciones de observación (esperas), estaciones de escucha (aullidos) y estaciones de fototrampeo.
La primera técnica utilizada fue la recogida continua de información (Infolobo) para la determinación de la presencia/ausencia de la especie, establecer el área de distribución (a nivel de cuadrículas de 10x10 kilómetros), confirmar manadas y su reproducción. En segundo lugar, el rastreo de itinerarios sobre una red previamente determinada, anotando las coordenade todos los indicios de lobo (huellas, excrementos, rascaduras, restos de presas silvestres...). Dichos recorridos se realizaron cubriendo la totalidad de Castilla y León, con una red de 2.900 itinerarios y 20.800 kilómetros rastreados a pie.
La tercera técnica, y la principal novedad por su esfuerzo y resultados, fue las estaciones de fototrampeo (2.007 puntos con 2.523 capturas fotográficas). Finalmente, apostaron por las estaciones de observación/escucha, con 859 avistamientos de uno o varios lobos y 63 escuchas de aullidos.