Cocinar en la plaza del pueblo a la vista de curiosos y luego comer es muy habitual. Nadie puede negar que los concursos de ollas ferroviarias tienen tirón en la provincia. Guardo, Villada, Venta de Baños, Herrera de Pisuerga, Paredes de Nava, Las Cabañas de Castilla... La lista de localidades palentinas que organizan estos certámenes gastronómicos va creciendo año tras año y llega, incluso, a poblaciones que nunca tuvieron vinculación directa con los trenes, como Saldaña, Poza de la Vega, Villalobón o Mantinos. Estos guisos, sin ninguna duda, están viviendo actualmente su edad de oro en Palencia, con grupos, más o menos numerosos (en algunos casos son una persona o una pareja), que acuden a cada convocatoria, como lo hacen los almendreros que desplazan a las ferias. En algunos casos van uniformados, con delantales diseñados en exclusiva para estas citas.
«Es una actividad en la que nos reunimos y compartimos momentos y una comida.Además, no excluye a nadie, ni a abuelos ni a niños», detalla Pedro Bolívar, fundador de la Peña Las Cachavas, una de las asociaciones que, pese a proceder de la cántabra Pámanes, participa prácticamente en todas (por no decir el 100%) las ollas que se celebran a este lado del puerto de Piedrasluengas. Su carpa, de color negro con letras naranjas, es inconfundible y está ligada a estos eventos. «En 2024 estuvimos en 59 concursos de Cantabria, Palencia, Burgos y León», explica el cocinero, que relata de memoria muchos de los pueblos palentinos en los que ha elaborado desde patatas con carne a legumbres.
Bolívar comenta que los integrantes de Las Cachavas, que superan la treintena, llevan viniendo a tierras palentinas desde hace unos siete años. Para cuadrar todos los concursos, planifican un calendario anual que abarca varias provincias y al que, ejercicio tras ejercicio, se van añadiendo certámenes. De hecho, este invierno aparecen dos localidades nuevas de la provincia en su programación, Prádanos de Ojeda y Villarramiel, que se estrenarán en este circuito culinario el 22 de febrero y el 15 de marzo, respectivamente.
«En Palencia están creciendo bastante las ollas ferroviarias. Además de los eventos nuevos que están registrados desde diciembre, sabemos ya de otros que se organizarán por primera vez», comenta el cántabro. Por poner un ejemplo, en listado de su página web aparece la primera edición del concurso de Tariego de Cerrato, que no pudo entrar en el calendario inicial y que tendrá lugar el 16 de este mes.
COCINA Y AMBIENTE. No son pocos los palentinos (y de otros lugares) que madrugan los fines de semana para ir al lugar que corresponda. José María Monje, de Saldaña, y Dora García, de Ledigos, empezaron hace un año a recorrer los pueblos con sus ollas ferroviarias artesanales «que han ganado algún premio a la originalidad». Lo hicieron animados por su afición a la cocina y por el ambiente que se respira durante todo el proceso de elaboración. «Siempre nos encontramos en las ollas a gente que conocemos de otras citas y se va creando un vínculo. Cuando no vienen un día luego les preguntas el porqué», comentan.
Desde las cercanas localidades leonesas de Sahagún y Grajal de Campos llega desde hace tres años la cuadrilla de LaBrigada. Una de sus integrantes, MaríaVictoria Martínez, explica que han acudido a Ledigos, Villoldo o Saldaña, ganando incluso algunos premios. «Es una costumbre que tenemos fijada los fines de semana. Donde hay ollas allí estamos. Las alubias nos salen mejor, pero hacemos de todo», añade.
Por su parte, el saldañés VicenteAlcalde se deja ver desde hace un lustro en los concursos organizados a lo largo y ancho de la provincia.«Están en pleno auge», explica el cocinero, aunque opina que se trata de un pasatiempo «que tiene que gustar mucho, puesto que tienes que cargar con todos los bártulos de un lado para otro». En su caso, lo es. Estuvo hace siete días enBecerril de Campos, soportando una temperatura bastante baja, pero también enCervera de Pisuerga o Villada.
Begoña Alonso, de Guardo, participa también en esta actividad culinaria.Al igual que el anterior, habla de una época de apogeo y destaca «el compañerismo» entre participantes. «Es una experiencia maravillosa», proclama la norteña, que en el pasado se desplazó para elaborar guisos a Palencia,Vallejo de Orbó, Velilla del Río Carrión y Otero de Guardo.
«MUCHA AFICIÓN». El paredeño Clemente Hurtado señala que la pasión por estos certámenes en su localidad ha provocado que acudan varios grupos de vecinos a otros pueblos a elaborar sus guisos con pucheros singulares. «Es muy bueno apoyar las actividades de municipios cercanos comoBecerril, donde es típico la patata con carne, pero a mí me gusta más la legumbre. Unas alubias pintas o de Saldaña elaboradas en ollas ferroviarias están exquisitas», asegura.
El palentino José Antonio Franco, integrante del grupo Villa Marina-Monte el Viejo, también hace hincapié en el componente social de estas citas por encima del culinario y del competitivo. «Somos seis o siete personas que cuando podemos vamos a estos eventos, en los que he conocido a mucha gente de Palencia, Cantabria y PaísVasco», subraya antes de destacar que acude «a disfrutar de la mañana y a pasarlo bien». Recientemente se trasladó a Benicassim con motivo del Día de las Paellas, donde elaboró guisos que degustaron los levantinos con este artilugio vinculado al tren.
ANFITRIONES. Atribuyen el origen de las ollas ferroviarias a los profesionales de los trenes que recorrían en el pasado la línea de vía estrecha La Robla-Bilbao y, actualmente, en uno de los puntos más destacados del tendido férreo a su paso por la provincia,Guardo, su Ayuntamiento promueve dos concursos anuales, uno de carácter más reservado a los participantes locales y otro, totalmente abierto. Además, la asociación de vecinos Corcos organiza un tercero.
La concejala de Festejos del municipio minero, María José García, comenta que su localidad está estrechamente ligada a este tipo de puchero y que estas citas tienen una doble acción: recuperar tradiciones y facilitar la llegada de visitantes. «Participan más de cien cocineros en el concurso de Castilla y León y vienen acompañados. En muchos casos, quedan a dormir, por lo que repercute en la hostelería y en el comercio. Favorece que haya gente en el pueblo durante un fin de semana en invierno», manifiesta. Dada la afición que existe en la actualidad, seguirán apostando por las ollas en el futuro.
Por el contrario, Tariego de Cerrato, una de las localidades sin pasado relacionado con los caminos de hierro, se suma este año a organizar un evento de estas características con el objetivo de «atraer a más turistas y hacer cosas nuevas». «Nosotros siempre hacíamos la matanza del cerdo, pero este año hemos decidido que este animal tenga su protagonismo con un guiso con costilla», explica el concejal Diego Fernández. El día 16 sabrán si lograron conseguir lo que querían con este cambio.