XXV Aniversario del Parque Natural Montaña Palentina

Jorge Ibáñez (*)
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El Parque Natural Montaña Palentina celebra con orgullo su 25.º aniversario, un cuarto de siglo de compromiso con la conservación y el disfrute de uno de los entornos naturales más valiosos de nuestro país

XXV Aniversario del Parque Natural Montaña Palentina - Foto: Óscar Navarro

El Parque Natural Montaña Palentina celebra con orgullo su 25.º aniversario, un cuarto de siglo de compromiso con la conservación y el disfrute de uno de los entornos naturales más valiosos de nuestro país. En este rincón privilegiado de la Cordillera Cantábrica, la naturaleza despliega su grandeza en bosques majestuosos, lagunas de origen glaciar y valles que han sido testigos de la historia y el esfuerzo de generaciones de montañeses.

Los bosques de la Montaña Palentina son un refugio de biodiversidad y belleza. Mostajos repletos de fruto, acebos cuyo verdor destaca en el manto nevado del invierno, hayas que pintan de rojo el otoño, robles centenarios y tejos milenarios conforman un paisaje de ensueño, memoria viva del paso de los siglos. Caminar entre estos bosques es adentrarse en un mundo de magia y serenidad, donde el tiempo parece detenerse.

Las lagunas glaciares del parque, formadas hace milenios, han sido fuente de leyendas y mitos transmitidos de generación en generación. Refugio de truchas y tritones, estas aguas cristalinas reflejan las siluetas de las cumbres, envolviendo el paisaje en una atmósfera de misterio y esplendor.

Los valles de la Montaña Palentina, con su fertilidad inagotable, han sido trabajados por manos expertas durante siglos. Quienes nos han precedido han labrado esta tierra, pastoreado el ganado y mantenido viva una tradición que es el alma de nuestro territorio. Hoy, esos mismos valles siguen siendo testimonio del equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza, un modelo de sostenibilidad óptimo heredado de nuestros antepasados.

Resuenan los puertos de montaña con el sonido de campanos y esquilas. Desafían los rigores del clima yeguas, ovejas trashumantes y vacas, principal sostén de nuestra ganadería. Se dibuja así una estampa que evoca tiempos ancestrales. Estos paisajes pastoriles, lejos de ser meros vestigios del pasado, continúan siendo parte esencial del ecosistema y la cultura de la región. El Parque Natural Montaña Palentina es también el hogar de una fauna excepcional, entre la que brilla con especial intensidad el oso pardo cantábrico. Auténtico símbolo del parque y señor de nuestras montañas, su presencia es testimonio del éxito en la conservación de esta especie emblema de la biodiversidad ibérica. Elevándose sobre este paraíso natural, las cumbres de Curavacas y Espigüete desafían con su imponente presencia. Estos picos, guardianes de la Montaña Palentina y erigidos en guía de quienes aquí vivimos, son el sueño de alpinistas y aventureros, y ofrecen panoramas que quitan el aliento.

Veinticinco años después de su declaración como Parque Natural, la Montaña Palentina sigue siendo un tesoro natural, un legado de incalculable valor que debemos seguir protegiendo para las generaciones futuras. Aún queda pendiente que la Casa del Parque se convierta en un verdadero centro de gestión, atendido por personal cualificado y con capacidad decisoria, tal como defendía Piedad Isla: «cercanía es sinónimo de eficacia». Los montañeses hemos contribuido a que el parque sea un referente, y pedimos que este aniversario sirva para actualizar el uso público del espacio, facilitando la vida de quienes seguimos habitando en su seno. Este año debe ser tiempo de reencuentro entre el Parque Natural y los montañeses que lo conformamos. 

(*)Jorge Ibáñez es alcalde de Cervera de Pisuerga.