La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) celebró ayer en el hotel Rey Sancho de la capital su comité provincial en plena semana de movilizaciones del sector agropecuario a lo largo y ancho del territorio nacional, Palencia incluida.

Allí animó el secretario provincial de la organización agraria, Blas Donis, a diversificar los cultivos en Palencia, una territorio altamente dependiente del cereal y de un mercado que, advirtió, «destruye la economía». «En una provincia eminentemente cerealista como esta, ha hecho mucho daño la bajada de precios por la liberación de los aranceles en los mercados internacionales y las buenas cosechas de Latinoamérica», aseguró. En este sentido, citó a países como Chile y Argentina, con unas grandes cosechas en la última campaña que han puesto la mercancía «a disposición de los países que la pueden pagar», especialmente los europeos.

En este sentido, cargó contra los grandes lobbies que controlan y ponen «precios muy elevados» a los abonos, los fitosanitarios, las semillas o la maquinaria. Además, se refirió a la sequía, un problema cada vez más recurrente.

El secretario regional de UPA, Aurelio González, quiso arropar a los afiliados de Palencia, unos 200 en el comité de los 700 que suma en la provincia. Durante su visita a Palencia cargó contra una PAC«contraproducente» en la que, a su juicio, «hay que cambiar muchas cosas», como, por ejemplo, la rotación de cultivos.

Asimismo, hizo alusión a la ley de la cadena alimentaria y los reiterados retrasos para su desarrollo. En este punto lamentó que no se ha puesto en marcha «lo más necesario» de la misma, que es el Observatorio de Costes. «Deben implantarlo el Estado, pero también las comunidades autónomas tienen que ponerse las pilas porque los precios varían de una región a otra», subrayó.

«Tractores en la carretera y manifestaciones ha habido muchos. En los grupos de WhatsApp, los que mandan los mensajes en contra de las organizaciones agrarias son pocos. Otra cosa son los que se dejan convencer», dijo González sobre los agricultores que se sienten «abandonados» por los sindicatos mayoritarios.