Editorial

Los lodos en los que anda la guardia pretoriana del presidente Sánchez

DP
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La política ha llegado a un punto de tal maniqueísmo que eso obliga a los que la ejercen a estar siempre prestos y dispuestos para la batalla

Es 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen, y media España -como mínimo- está de vacaciones. Después de un curso repleto de actividad en todos los capítulos, unos y otros buscan paz y tranquilidad en estos días de asueto. Ya sea en la playa o en la montaña. Los políticos, otrora al menos, aprovechaban los días más calurosos de agosto para desconectar en la medida de lo posible. Durante varios días al menos, las portadas de los periódicos, los titulares del informativo radiofónico y las imágenes del telediario no las copaban los responsables del partido X o del partido Y tirándose los trastos a la cabeza sin piedad ni descanso. Ahora la 'película' es otra bien distinta. Ahora a la clase política le resulta imposible establecer esa desconexión absoluta con la realidad. La política ha llegado a un punto de tal maniqueísmo que eso les obliga a estar siempre prestos y dispuestos para la batalla. 

 Y como para no estarlo con la que está cayendo... O, mejor dicho, con la situación que los resultados de las últimas elecciones generales dibujaron y que obligó a hacer virtud de la necesidad, que diría aquel. De aquellos polvos, estos lodos. Y en estos lodos anda metida buena parte de la guardia pretoriana de Pedro Sánchez. Sus ministros, en defensa del orden impuesto por el presidente, se han lanzado a la ofensiva contra diestro y siniestro, empezando por la Justicia, que observa atónica ante las declaraciones de algunas de las 'patas de la mesa' del Ejecutivo.

La palma en este sentido se la lleva el ministro de Transportes, Óscar Puente, que en su particular cruzada contra el Tribunal Supremo por no amnistiar a Carles Puigdemont el delito de malversación de caudales públicos, llegó a decir que «ni desde la lógica jurídica ni desde la lógica argumental se entiende». Tres cuartos de lo mismo sucede con Félix Bolaños, titular de la cartera de Justicia, para más inri. Uno de los hombres fuertes de Sánchez presiona al juez Llarena para que rectifique su decisión de no amnistiar, alegando que «los argumentos jurídicos son muy potentes». Tanto Bolaños como Puente deben pensar que la separación de poderes y la no injerencia en las resoluciones judiciales por parte de los políticos son como la sombra del sol de medianoche o la nieve en el corazón del volcán. Mención aparte merece el informe del Ministerio del Interior que capitanea Grande-Marlaska en el que asegura que Policía y Guardia Civil hicieron todo lo que podían para evitar la entrada y salida de Puigdemont, en lo que acabó siendo un esperpento de proporciones bíblicas...

Lo dicho, es 15 de agosto y medio país está 'desconectado'... o al menos lo intenta, porque algunos de los políticos que les representan se empeñan en no dejarles descansar ni a sol ni a sombra.