La presentación de los niños a la patrona de Palencia, Nuestra Señora de la Calle, se celebró ayer por la tarde con un carácter comunitario, pero íntimo, recogido y reservado. Apenas 34 pequeños, una cifra muy similar a la del año pasado, pasaron bajo el manto de la protectora de la ciudad en un acto que no contó con mucho público. Lejos quedan los casi dos centenares de palentinos que cumplieron con este rito el día de Las Candelas de 2007.
A diferencia de lo que ocurrió por la mañana, cuando La Morenilla fue procesionada al ritmo de la música y la danza tradicionales y aclamada por cientos de palentinos en las calles de la capital, la cita vespertina destacó por la ausencia de boato.El toque musical corrió a cargo del grupo parroquial y los feligreses que participaron en este «entrañable» encuentro -como lo definió el sacerdote Aurelio Báscones en la introducción- llevaron en su interior el fervor por la Virgen, que lucía rodeada de color gracias a las ofrendas florales que diversas entidades religiosas y culturales entregaron durante la última semana.
El momento álgido de la celebración, que no se extendió más de treinta minutos, fue la presentación a Nuestra Señora de laCalle. Con algo más de orden que en años precedentes, los padres, abuelos o allegados fueron acercándose al sacerdote con el niño. Participaron algunos niños que apenas tenían días y otros más mayores que quizá recuerden en el futuro que pasaron bajo el manto. Entre los primeros, hubo alguno que acabó llorando porque no quería que le pusieran una tela sobre su cabeza -por muy sagrada que sea-, aunque la mayoría no opuso ninguna resistencia. Por supuesto, los más ilusionados, los mayores.
Con esta acción, se mantuvo un año más la tradición en Palencia, algo de lo que también están muy satisfechos los participantes. Es el caso de Jéssica, que presentó a su hija Daniela a la Virgen. «Vine cuando era pequeña, traje a mi hijo mayor y ahora le tocaba a ella. Hemos venido por tradición», aseguró minutos después de salir de la iglesia.
En términos muy similiares se expresó Victoria, quien aseguró que «las tradiciones están para cumplirlas». Por ello, su hijo Víctor participó en «este bonito acto», al igual que hicieron sus primos Martina y Pedro.
El acto, que concluyó con el canto del Himno a la Virgen de la Calle, volvió a dejar la original imagen de decenas de carritos de bebés colocados en diversos puntos de la iglesia para que no molestaran durante la ceremonia. No es algo nuevo porque ocurre todos los años, pero siempre llama la atención, y más en un momento en el que la natalidad en los llamados países desarrollados está por los suelos.
Por último, cabe destacar que en la iglesia de La Compañía también se celebraron diversos oficios para honrar la festividad de la patrona palentina. Antes de la bendición de las candelas y la procesión que llevó la talla de La Morenilla hasta la catedral con motivo de la misa mayor hubo una eucaristía y por la tarde, tras la presentación de los niños, un rosario y otra misa.