Las predicciones económicas nunca son fáciles ni cuando las cosas aparentemente están calmadas. Lógicamente, se complican en tiempos de incertidumbre. Por ejemplo, ahora en España es altísima con un gobierno en funciones y una investidura que se antoja complicada y larga. Pero existen lo que los economistas conocen como "cisnes negros": acontecimientos inesperados que echan por tierra cualquier análisis previo. Y en esas estamos. Los terroristas de Hamás han perpetrado un cruel ataque contra Israel, que obviamente está respondiendo duramente en uso de su derecho a la defensa.

La economía mundial pasa por momentos de incertidumbre. La lucha contra la inflación centra los esfuerzos de los bancos centrales y el miedo a que el arma de subir los tipos de interés acabe en recesión está muy presente. De hecho, ya algunos países se resienten del dinero más caro y de los costes mayores de la energía en función de su dependencia. El escenario no es muy alentador. Empresas y hogares ven como sus costes y su poder adquisitivo se reduce y deciden invertir y consumir menos. Si, además, los gobiernos como el español elevan la presión fiscal y el gasto público, tenemos la tormenta perfecta. La economía crece poco o nada y la inflación sigue ahí acechando.

Y después están, como decía, "cisnes negros" como la ofensiva terrorista desatada por Hamás contra Israel que ya está teniendo su coste en vidas humanas y su coste económico. El precio del petróleo se ha disparado y el miedo en los mercados ha subido decibelios. Siempre hay quien sale beneficiado como las empresas de armamento. Pero, en general, hará un roto más o menos grande dependiendo de la duración del conflicto en las cuentas de las empresas y en los bolsillos de los ciudadanos agravando aún más la inflación y mermando el crecimiento. Lo avanzaron el lunes los economistas españoles y ayer el FMI. España se enfrenta a un frenazo económico, que ya se ha detectado en el tercer trimestre, y la inflación seguirá siendo alta. Y esto a pesar de que aún no hemos visto, según el Banco de España, ni el 50% de los efectos de la subida de los tipos de interés.