Palencia volvió a depositar la confianza en la Virgen de la Calle, su patrona, para que «atienda las plegarias por sus necesidades», así como «los agradecimientos por sus logros», afirmó Miriam Andrés, que se estrenó, en calidad de alcaldesa, en la responsabilidad de trasladar las peticiones que, «espero coincidan con las de la mayoría de tus fieles, porque no se trata de lo material, donde los que ostentamos responsabilidades públicas tenemos que trabajar para suplir esas necesidades, sino de lo espiritual, lo que nos afecta a todos, independientemente de lo que somos o tenemos».
Niños, mayores, enfermos y mujeres y aquellos que «tenemos la tarea de goberar ciudades y naciones», fueron protagonistas en la ofrenda de la alcaldesa a la patrona, una fiesta en la que Ayuntamiento y cofradía depositan sus energías para que «aglutine los ingrediente de fe, convivencia y fraternidad».
Así, en su ofrenda, Andrés tuvo además palabras hacia los enfermos, en especial por quienes sufren problemas de salud mental, que «cargan con un estigma público que se manifiesta a través de prejuicios y estereotipos que lastran su desarrollo social»
Finalizó la alcaldesa su ofrenda con la petición a la Virgen de la Calle de su intercesión por que los que «tenemos la tarea de gobernar ciudades y naciones», para que lo hagan «a través del diálogo y la búsqueda de consensos, sabiendo que esta vía es más ardua que la confrontación porque exige ofrecer argumentos donde bastaba con declaraciones de principios».
«Cuida de la cofradía , de Palencia y de todos los que la habitamos, para que el año que viene, cuando vengamos a pedir tu amparo, lo hagamos habiendo sido mejores personas y ejemplo de fraternidad social», concluyó.
El obispo, Mikel Garciandía, presidió en la catedral su primera eucaristía en honor a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Calle, en su día grande, y en la homilía se refirió a que desde sus primeros contactos, hace más de dos meses, le hablaron de la importancia de este día. «Y a mí, como pastor de esta Iglesia local, me alegra, porque toda manifestación de religiosidad popular debe ser una ocasión privilegiada para celebrar, profundizar y encarnar nuestra fe cristiana y católica», afirmó.