La Fundación Santa María la Real recibió esta semana la visita de una delegación cubana de la Unesco. El encuentro fue posible gracias al programa Transcultura, que está sirviendo de hilo de conexión para diferentes entidades y administraciones de Cuba, el Caribe y la Unión Europea.
El motivo de la visita fue conocer la trayectoria de la Fundación Santa María la Real en el ámbito del estudio, conservación, restauración y difusión del patrimonio, así como en la generación de empleo y dinamización de territorios. No en vano, actualmente, Cuba cuenta con nueve sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y su gestión, preservación y dinamización se coordinan desde la Oficina del Historiador. En este sentido, Gladys Collazo, directora de patrimonio de la Oficina del Historiador de La Habana, explicó que uno de sus principales retos, en este momento, es la restauración y recuperación del antiguo colegio de Santa Clara para dotarle de uso y transformarlo en una escuela de artes y oficios. Precisamente, la directora cubana estuvo acompañada en su visita por la especialista principal del Colegio Santa Clara de la ciudad cubana, Aitana Cabrera.
De hecho, ya realizaron distintas acciones de restauración y tienen en marcha diferentes programas de escuelas taller, acciones de formación, inclusión y sensibilización. El programa Transcultura de la Unesco les está permitiendo entablar contacto con otras entidades del Caribe y la Unión Europea, que pueden servirles de referencia y apoyo en el proceso.
Su estancia en Aguilar de Campoo fue la primera parada de un viaje por otros países de Europa. En Aguilar pudieron conocer el origen de la Fundación con las primeras escuelas taller y la restauración del monasterio de Santa María la Real. Igualmente, comprobaron de primera mano la apuesta constante de la entidad por el estudio y difusión del patrimonio, a través de cursos, publicaciones o desde el taller artesanal de Ornamentos Arquitectónicos. No faltó la vista al MHSLab, el laboratorio experimental que la Fundación gestiona en la antigua ermita de Canduela y que sirve de lugar de investigación para mejorar su sistema de conservación preventiva del patrimonio (MHS).