Julia, cinco letras contra la soledad

D. Núñex
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Este proyecto ayuda a las mujeres del ámbito rural a crear una comunidad y luchar contra el aislamiento que sufren a causa de una enfermedad mental y por estar en una zona despoblada

Evelyn tenía una enfermedad mental, pero logró salir adelante gracias al Proyecto Julia.

Julia está dentro de Evelyn. La fuerza y las estrategias de Julia forman parte ya de su día a día. «He hecho muchos cambios en mi vida. Sigo estudiando, estoy trabajando y me apunto a un bombardeo», ríe esta mujer que vive en Huerta del Rey, un pueblo pequeño de Burgos, en el que, a pesar de no tener más de 600 habitantes, se sentía perdida.Pero encontró el camino gracias a este proyecto impulsado por la Federación de Salud Mental Castilla y León. Evelyn recuerda que el primer día, nada más aparcar el coche, se preguntó a sí misma qué hacía allí. Pero asegura que fue «un bendito día» porque desde el primer momento encontró en Julia un grupo seguro y ya nunca más se sintió sola.

Ella fue derivada por su médico o el centro de salud a un taller. No sabía lo que se iba a encontrar y no tenía esperanzas de mejorar. Tenía un diagnóstico de enfermedad mental. Pero no se habló de eso en el curso. Explica que la facilitadora creó un espacio de confianza. Y cuando terminó el taller, ella y sus compañeras, «salieron sin miedo» al mundo.

'Proyecto Julia: mujeres rurales y salud mental' comenzó en el año 2018. La Federación de Salud Mental Castilla y León hizo un estudio para ver el efecto de este programa en las mujeres que habían participado, 532 participantes y los resultados son claros: aseguran haber salido del aislamiento y mejorar su salud mental con la reducción de su sintomatología.

Evangelina subraya que es la despoblación lo que hace daño a las personas. Evangelina subraya que es la despoblación lo que hace daño a las personas.

Evelyn aprendió a enfocar los problemas desde un punto de vista asertivo. Se dio cuenta de que «las mujeres de la zona rural son las grandes olvidadas» y con Julia logró ser escuchada y le enseñaron también a escuchar.

El cambio en su vida fue progresivo. Cogía herramientas para sentirse mejor y mejorar su autoestima mientras tejía una red de amistad con otras 'julias'. Han pasado tres años y siguen en contacto, aunque sea difícil. Y es que es complicado salir del aislamiento que ya provoca una enfermedad mental si  además se vive en una zona rural con pocas opurtunidades para encontrar otras personas con las que tomar un café o hablar.

Despoblación.

Evangelina vio un cartel del proyecto Julia y quiso participar en eso de mejorar la autoestima. No tenía una enfermedad mental diagnosticada pero se dio cuenta de que las personas somos frágiles y cualquiera puede perder su salud mental. Y más si se está en un entorno despoblado.

«El entorno rural es seguro, lo enfermante es estar en un entorno despoblado», asevera esta mujer que vive en la zona de Riaza, en Segovia. Subraya que es el aislamiento lo que hace daño. «Cuando una persona crea una comunidad, tiene el sentido de pertenencia y le resulta más fácil afrontar la dificultad», añadió.

Evangelina explica que en el taller se dieron cuenta de que muchas 'julias' eran víctimas de violencia de género. Allí encontraron un espacio seguro, apoyo y cogieron fuerzas para liberarse de esa situación a través de los ejercicios que proponía la facilitadora.

Una de ellas es Batirtze. Su papel en el taller era el de facilitatora. El protagonismo lo tienen las 'julias' y no la terapia. Las propuestas son juegos «inocentes» y sencillos para ir ayudando a las participantes a mejorar su autoestima. No se habló en el taller de las enfermedades mentales. No era lo importante. Lo vital era que todas ellas se sintieran seguras y pudieran encontrar compañeras para el camino de la vida.

En Villarcayo (Burgos) donde impartió el curso hay realmente un aislamiento físico entre las personas por la orografía y la falta de medios de transporte. «No somos tan conscientes de lo importante que es socializar y tejer una red», afirmó. Y a pesar de lo difícil que es para ese grupo de 'julias' estar en contacto, saben las unas de las otras. Todas se encontraron en el entierro de una ellas. Era difícil llegar, pero todas estuvieron allí para despedirla. Se han convertido en «compañeras», aunque tengan edades, vidas e intereses difernetes. Ahora tienen a alguien a quien poder llamar.