Decía con retranca Emil Cioran que la mejor receta para apaciguar a un enemigo era hablar bien de él por todas partes porque acabaría enterándose y eso le desconcertaría y dejaría de atacar con tanto vigor. Algo de eso está pasando con algunos de los que en vísperas de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca han empezado a hablar bien del próximo presidente de los Estados Unidos.

En ese registro se están pronunciando algunos dirigentes políticos europeos que hablan del mandatario americano como si creyeran que es un personaje diferente al que conocieron durante su primera presidencia. Puede que no les falte razón porque el Trump que vuelve y parece dispuesto a cambiar el mundo podría sorprender a sus críticos, propiciando si no la solución cuando menos un cambio en el enfoque de los conflictos que marcan la agenda internacional. Sería el caso de la guerra de Gaza. Conflicto en el que la presión de Trump a Netanyahu, unida a las amenazas directas a la dirigencia de Hamás, estarían propiciando una tregua. Una tregua establecida sobre la base de la liberación de una treintena de israelíes que fueron secuestrados hace más de un año por los terroristas de Hamás y a cambio de la excarcelación de algo más de un millar de palestinos presos en Israel. De salir adelante sería un primer logro, un triunfo de un Trump capaz de desconcertar a sus adversarios.

Otro escenario en el que la mano del futuro presidente puede ser decisiva para cambiar la situación actual es la guerra de Ucrania. La Ucrania invadida por Rusia, una guerra en la que el número de víctimas -sumadas las de ambos bandos- superaría ya los trescientos mil muertos y muchos miles de heridos. La mediación de Trump que en el pasado mantuvo una interlocución fluida con Vladimir Putin podría ser determinante para poner fin al conflicto. Probablemente a expensas de que Volodímir Zelenski se avenga a reconocer que Moscú retendrá los territorios ucranios que controla en la actualidad. La ayuda militar y económica de Washington ha sido la clave de la resistencia de Ucrania. Sin esa ayuda, aunque retuviera el apoyo de los países de la UE, Kiev no tendría opciones. Por eso el papel de Trump puede resultar decisivo. Tal vez por eso algunos de sus adversarios empiezan a hablar bien de Donald Trump.